“La Masía no es mejor que La Fábrica. La única diferencia está en que nosotros los ponemos. Nada más”. Las palabras de Pep Guardiola la temporada pasada cuando se le cuestionaba por la cantera del Barcelona, en comparación con la del Real Madrid, no faltan a la verdad. A pesar de que en el pasado mini clásico entre ambas escuadras la victoria fue para los jugadores entrenados por Toril, próximo rival del Xerez (Sábado, 22 horas), lo cierto es que Valdebebas, más conocida como La Fábrica, no está dando lugar a su principal objetivo; dotar de futbolistas a la primera plantilla madridista. De hecho, este mismo verano han salido del filial blanco jugadores como Carvajal (B. Leverkusen), Joselu (Hofferheim), Pablo Gil (Spartak) o Mendes (Sporting Lisboa). Jugadores con gran proyección –solo Jesús y Morata han subido al primer equipo) que se suman al gran listado de jugadores que no han tenido oportunidades con la primera plantilla que actualmente dirige José Mourinho.
Y todo, a pesar de que el filial madridista regresa a la División de Plata del fútbol español después de cinco largos años con una nueva hornada de jugadores que certificaron el ascenso como campeones de su grupo. A los Jesé, Denis, Juanfran, Mosquera se han unido Borja, después de una gran campaña en el Córdoba, el brasileño Fabinho o los juveniles Pacheco, Omar o De Tomás.
Y es que eso es Valdebebas, una fábrica incombustible de futbolistas que en pocas ocasiones pueden disfrutar del sueño de jugar en el primer equipo madridista. La que es considerada como la ciudad deportiva más grande y mejor en infraestructuras del mundo (1.200.000 metros cuadrados) cuenta con diez campos de fútbol –todos con graderíos-, un amplio gimnasio; aulas acondicionadas para conferencias y charlas tácticas; una sala de calentamiento con césped natural; los despachos de todos los técnicos de las categorías inferiores así como de la dirección de cantera (Ramón Martínez y Alberto Giráldez); el avanzado laboratorio médico Real Madrid TEC; la cafetería con comedor; una lavandería, y algunas otras estancias para hacer posible la vida de todos los jugadores, entrenadores, preparadores, directivos, familiares que allí conviven día tras día.
Sin embargo, pocos son los que tocan la gloria con la punta de los dedos, al menos en el club de Concha Espina. Sin ir más lejos, la temporada pasada solo Adán, Morata y Jesé debutaron con el primer equipo, mientras que Joselu fue llamado por Mourinho en un par de ocasiones, aunque sin oportunidad de disputar un solo minuto con la elástica blanca.
Así es La Fábrica, un horno constante de hornear jugadores que posiblemente acaban con sus huesos en Primera División –hasta seis jugadores de la selección española han salido de la cantera blanca), pero que no pueden cumplir el sueño de triunfar en casa, siempre a la espera de un nuevo Raúl.