La hermandad de la Buena Muerte celebró ayer, en la Basílica de la Merced, el besamanos de su imagen titular mariana, María Santísima del Dulce Nombre. La dolorosa, ubicada con gusto exquisito en la capilla que habitualmente sirve de oratorio en el templo basilical para la cofradía que dirige Jose Vicente Montoro, lucía espléndida con manto y saya rosa, colocados con la pericia habitual de José Carlos Gutiérrez, su vestidor. El Santísimo Cristo de la Buena Muerte y San Juan sirvieron para completar un besamanos singular, que sirve de clausura de los actos que la hermandad ha dedicado a su dolorosa con motivo de la festividad del Dulce Nombre de María. Los próximos cultos de la hermandad ya serán en noviembre, cuando la corporación se dedique al Santísimo Cristo de la Buena Muerte con ocasión del mes de los difuntos.