-¿Cómo está empezando el curso?

-Estamos viviendo un comienzo del curso muy apretado. Ya preveíamos que esta situación se iba a dar, el número de alumnos ha crecido mucho y las instalaciones son las que son. La situación económica no permite otro tipo de actuaciones. También es verdad que al principio del curso viene mucha gente y que a medida que pasa el tiempo los problemas de espacio se van solucionando, a veces, solos. Además, estamos en una universidad en la que los alumnos desarrollan su estrategia en dos tandas, desde febrero y a partir de febrero. En ese mes ven que podrán aprobar en junio y seleccionan las asignaturas más asequibles. Pero el año que viene vamos a tener problemas de espacio muy serios. No me gustaría estar en la piel del administrador del campus, que es el encargado de distribuir a los grupos en las clases y organizar el puzle que supone meter a todos en las aulas. Tiene una tarea muy complicada por delante.

-¿El Campus se ha quedado ya pequeño?

-Totalmente, incluso cuando se estaba construyendo ya nosotros veíamos que esto se iba a quedar pequeño muy pronto. Y, efectivamente, así ha sido. Ha influido en este sentido la crisis, porque hay alumnos que se hubieran ido a estudiar fuera y finalmente se han quedado aquí, y porque gente que sin expectativas de trabajo deciden continuar su formación. También influye, claro, que ésta es una buena facultad.

-Es paradójico que la Universidad se vea afectada por la crisis justo cuando registra un notable crecimiento de alumnos.

-La universidad está mal porque la crisis afecta en todos los aspectos. Al ser una universidad pública dependemos de las transferencias de la Junta de Andalucía y todas las universidades andaluzas no reciben los fondos ahora que deberían. En septiembre se le debía a la UCA 56 millones de euros. Este equipo rectoral y el anterior están haciendo todo lo que pueden por salir adelante. Pero si no llega la financiación se tiene que notar. Espero que las cosas se vayan arreglando poco a poco.

-La principal novedad de este año en la Facultad de Derecho es el Máster en abogacía

-Sí. Yo decía el otro día en la bienvenida a los alumnos que este es ‘el máster’, que podemos hacer muchos otros, de derecho penal, internacional, financiero… pero éste es ‘el máster’, porque Derecho está vinculado históricamente a la actividad forense y además porque no sabemos lo que pasará en el futuro pero se habla de que una de las posibilidades es que este título crezca como máster profesionalizante para todas las carreras forenses, no solo para la abogacía y procuraduría. Estamos muy ilusionados. La relación con el Colegio de Abogados de Jerez ha sido muy buena, lo han tenido muy claro desde el principio. Es importante ponerlo en marcha ahora, aunque hasta dentro de dos años no tendremos a los alumnos que terminan el grado, porque nos permitirá poner a punto el título.

-¿Cuántos alumnos se han interesado por el máster este primer año?

-Las matrículas empiezan este lunes. Ya tenemos 26 preinscripciones. Serán alrededor de unos 20 alumnos los que se matriculen.

-Fue elegido decano el pasado mes de marzo, ¿cuál es el reto en su primer inicio de curso en el cargo?

- Cuando estábamos en campaña electoral, nos propusimos una meta: buscar nuestras señas de identidad como Facultad de Derecho, qué es lo que queremos que digan de nuestra facultad dentro de unos años. Nuestro objetivo es la calidad. Esto no es un nuevo, lo han trabajado los equipos decanales desde el principio. Pero queremos insistir en esa idea, nos gustaría que dijeran dentro de cuatro años que es una facultad pequeñita y buena, que funciona bien, que tiene programas interesantes. Un Decanato no es una presidencia de gobierno, somos coordinadores de los esfuerzos de los demás y tenemos claro hacia dónde hay que encauzar esos esfuerzos. Siempre hablo de nosotros porque somos un equipo –aclara-. Yo digo que es mejor el equipo que el propio decano y no es un brindis al sol sino que realmente lo pienso. Tengo dos vicedecanas fantásticas, un secretario increíble, dos coordinadores muy trabajadores y la que se ha hecho cargo de la movilidad, la antigua decana, que está trabajando con una ilusión tremenda.

- Ha sido vicedecano durante ocho años y ha dado un paso adelante más, ¿cómo ha cambiado su rutina diaria?

-Mucho porque, además, de un año a esta parte, ha cambiado bastante la rutina de un Decanato. Hasta el año pasado yo dedicaba mucho tiempo a ordenación académica pero era todo relacionado con la organización de la docencia, los horarios, previsiones… pero este año el abanico es mucho más amplio. Está el tema de la calidad, los fondos de la facultad, la movilidad, las relaciones exteriores… aunque el equipo es fantástico y voy a intentar no quemarlo antes de tiempo, hay que estar presente en estas cosas. Hasta el año pasado, a empujones, podía escribir, pero este año lo tengo muy difícil. Tendré que sacar tiempo de los fines de semana. Pero esto les pasa a todos los decanos.

- ¿Qué momento atraviesa la Facultad de Derecho de Jerez?

-Pasamos por un momento de gran incertidumbre, no sabemos qué pasará en el futuro. Es una incertidumbre que viene de causas externas, no sabemos en qué dirección va a encaminar sus pasos el Ministerio de Educación, que posibilidades habrá con el profesorado, si vamos a tener más recortes, si vamos a tener solución a los problemas de espacio que en otras circunstancias se hubieran podido solventar buscando otro espacio en el que ubicar algunos grupos… Es una situación de total incertidumbre, hay muchas cosas que están cambiando y tenemos muy pocas noticias. Por lo demás, hay muchísimo trabajo porque los profesores han aumentado mucho su carga docente, hasta el doble. Hay áreas saturadas de docencia que no admiten un crédito más. Y no es que no hayan aumentado los profesores sino todo lo contrario: hemos luchado mucho para no perder ninguno.

- ¿Y perciben esa misma incertidumbre entre los alumnos?

-Claro, todo les afecta. Puede que la información que tienen no sea exacta pero lo perciben. Si los horarios no los hemos podido colgar hasta hace una semana y les explicamos que es por remodelación del profesorado, ellos se dan cuenta de que algo ocurre. Otro asunto es el impacto de la subida de las tasas académicas. Tiene que haber casos de estudiantes que no se hayan podido matricular por razones económicas, aunque a mí no me ha llegado ninguno concreto. Sí que hay alumnos que solicitan matrículas a tiempo parcial, no del curso entero, por motivos económicos. Y se les está admitiendo.

-¿Cuántos alumnos tiene la Facultad?

-Unos 1.300-1.400 en las dos titulaciones. Y en la sede de Algeciras hay 250 alumnos. Allí está limitado el número de alumnos a 85 por curso porque no disponemos de instalaciones que permitan más. Para las 85 plazas de primer curso hemos recibido este año 300 solicitudes. Algeciras va a tener un desarrollo muy fuerte, más de lo que la gente piensa, en todos los ámbitos y también en el universitario.

-Otras facultades han apostado por los grados conjuntos, ¿y Derecho?

-Hemos sido reacios porque el número de materias comunes entre Derecho y Criminología (nuestras dos titulaciones) es pequeño. Sería un itinerario largo poco atractivo. Lo realmente interesante van a ser los dobles máster.

-¿Algún doble máster en el horizonte?

-Hay ideas, pero primero hay que poner el segundo máster en marcha. Está bastante avanzado y creemos que vamos a poder ofertarlo el año que viene. Es un máster en derecho empresarial que pretende especializar a los graduados en Derecho en el campo jurídico de la empresa. No es un doble grado encubierto en Derecho y ADE, sino que preparará al abogado para el mundo de la empresa, para que actúe como abogado que entiende el mundo de la empresa. Llevamos más de un año trabajando en él y creo que le daremos la forma definitiva este curso. Será un título propio. Y para más adelante hay proyectos muy muy interesantes.

-¿En qué es puntero el campus en relación al resto de la UCA y a otras universidades?

-En la biblioteca, que tiene las máximas calificaciones de calidad que se otorgan para bibliotecas. Hoy por hoy, es la única biblioteca de España que la tiene. En el caso de Derecho, que es una facultad joven, puede haber menos depósito de libros que en otras facultades históricas como Sevilla o Granada, pero ese déficit se ve compensado con creces con el acceso a material electrónico y revistas.

- ¿Y qué instalaciones y servicios le faltan al Campus de Jerez con cierta urgencia?

- Como tarea pendiente está el instituto de investigación, que está proyectado pero no construido aún. Ese edificio catalizaría esfuerzos de investigación que se están realizando. Y, por supuesto, el aulario. Aparte de eso, yo echo en falta algún tipo de servicio de alojamiento, tanto para alumnos como para profesores. Cuando uno sale fuera, ve universidades pequeñitas que tienen alojamiento en el propio campus universitario que son lugares de reunión de profesores y alumnos, que fomentan las relaciones. Y tienen módulos de aulas, de investigación… También echo de menos contar con espacios públicos sin ruidos. No podemos invitar a nadie al comedor o a la cafetería porque no se puede hablar. Tienen un eco tremendo. En infraestructuras hay otro problema: el edificio de despachos está muy mal protegido contra el calor, haría falta algunos arreglitos para trabajar medianamente bien. A partir de marzo, es horroroso estar en algunos despachos y supone un gran gasto en energía para el aire acondicionado.