Siete años y medio de cárcel les costará la trifulca por la que a punto estuvieron de matar a una persona. Los hechos ocurrieron el 29 de mayo de 2010, cuando al filo de la medianoche Raúl A. G., su sobrino Ramón G. A. y Rafael P. V. entraron en el pub Atenas de Bornos, donde entablaron discusión con una cuarta persona. Un amigo de ésta última intervino para mediar en el conflicto, y todo pareció quedarse ahí. Sin embargo, los tres sujetos a las pocas horas se dirigieron al bar El Molino y se encontraron con un conocido, al que le advirtieron que “se la tenían jurada” al joven que había intervenido anteriormente para evitar la pelea, asegurando que “lo iban a matar”. Todo ello consta en la sentencia de la Sección Octava de la Audiencia Provincial, en la que el juez detalla cómo los condenados esperaban al chico en las inmediaciones de su casa y salieron a su encuentro “con ánimo de acabar con su vida”.
Uno de ellos llevaba una llave fija, el otro un cuchillo y el tercero un bate de béisbol, con los que se dispusieron a agredir a la víctima. El de la llave no tuvo éxito ya que el joven esquivó el golpe, pero fue derribado con el bate en las costillas, tras lo que le sujetaron y le asestaron dos puñaladas. Por fortuna, el conocido anteriormente citado intervino y logró arrebatarles el palo de béisbol, tras lo que se marcharon y cejaron en su empeño. El agredido fue trasladado al momento al centro de salud con dos heridas incisas, otra en la mejilla, fractura de costillas, un traumatismo craneoencefálico y lesiones en codo y hombro. Un cuadro clínico por el que los sanitarios determinaron su inminente traslado a la UCI hospitalaria, donde pudo recuperarse tras los correspondientes tratamientos. Para su curación total, fueron necesarios 205 días aunque le han quedado secuelas estéticas y sobre todo psicológicas.
Los tres procesados han sido condenados por homicidio en grado de tentativa a siete años y medio de prisión, donde permanecen desde que ocurrieran los hechos. Además, deberán abonar a la víctima la cantidad de 21.800 euros en concepto de indemnización por las lesiones sufridas, más 5.000 euros por el daño moral ocasionado. Curiosamente, se da la circunstancia de que la víctima también se sentó en el banquillo en esta causa, acusada de un presunto delito de asesinato en grado de tentativa por uno de los condenados. El juez, no obstante, le ha absuelto de los cargos entendiendo que el único atacado y perjudicado fue él.