El primer lunes de este año va a ser martes. Este 7 de enero todos, en mayor o menor medida, volvemos a la normalidad: a los horarios regulados de sueño y comidas, al trabajo,… La rutina vuelve a instalarse ya en nuestras vidas hasta prácticamente el verano, con las esperadas interrupciones de la Semana Santa y la Feria.
Aunque comentemos con los familiares y amigos que ya se acabó lo bueno, lo cierto es que muchos de nosotros ya teníamos ganas de recuperar ciertos hábitos, que por eso dicen aquello de que el hombre es un animal de costumbres. De un día para otro, los adornos navideños, el Nacimiento, los polvorones y las cajas de regalos desaparecen del salón y, por desgracia, algún que otro abeto acaba paliducho junto a los bombos de basura de cualquier barrio (por cierto, se deben llevar a los viveros municipales para que los replanten y no abandonarlos así).
Nunca se cansa una de ver a los familiares y amigos que están lejos y que vuelven a casa como el turrón, pero sí que terminan haciendo estragos las comilonas y los trasnoches, por ejemplo. Puede parecer increíble, lo reconozco, pero mi estómago echa de menos el jamón de york y la lechuga. El ciclo anual comienza de nuevo y ahora es tiempo de apuntarse al gimnasio otra vez, de intentar dejar de fumar y de estudiar inglés un par de días, hasta que se nos olviden los buenos propósitos. Enero es como septiembre, un mes de metas y buenas intenciones. Otra cosa es dónde queden en unas semanas…