Jerez cuenta desde hoy con dos nuevas hermandades, erigidas en el transcurso de la celebración del Bautismo del Señor que ha presidido monseñor José Mazuelos Pérez en la Santa Iglesia Catedral del Salvador. Feligreses de las parroquias de referencia, San Rafael y San Gabriel de un lado y San Juan Grande y Nuestra Señora de la Candelaria de otro, han llenado las naves del templo junto a otros muchos fieles entre los que los cofrades se han hecho especialmente presentes. Joaquín Perea Montilla, delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, ha leído sendos decretos al ofertorio y junto a las imágenes de Cristo que presiden sendas hermandades con los títulos de Nuestro Padre Jesús de la Salud y el Santísimo Cristo de la Sed. Posteriormente, y antes de la homilía del pastor diocesano, éste ha entregado a los respectivos hermanos mayores los documentos que acreditan su nueva condición.
Monseñor Mazuelos se ha congratulado de poder decretar estas nuevas hermandades, ambas nacidas desde feligresías modestas de la zona sur jerezana, en pleno Año de la Fe. Y ha elogiado la capacidad de estas entidades de piedad popular a la hora de hacer profesión pública de la fe toda vez que, como ha señalado, “la libertad religiosa no solo nos ha de permitir ser católicos sino poder expresarlo aun sin imponerlo, pero que tampoco nos impongan el nacional laicismo”, insistió. Ha abundado en el sentido de la fiesta del Bautismo del Señor indicando que “no fue para quitarse el pecado sino para purificar las aguas” y ha hecho que su predicación se detuviera en los sugerentes nombres de las imágenes de Cristo en torno a las cuáles nacen estas hermandades. “Estos dos cristos vienen a curarnos de la enfermedad de la soberbia de creernos mejor que Dios”, dijo y al referirse al Señor de la Salud ha apuntado que “un corazón sano es un corazón humilde”. Del mismo modo ha dicho de la otra imagen, la del crucificado, que “en esa sed de Dios está la sed de tantos inocentes de las mentiras de este mundo”, tras lo cual continuó una celebración de la Eucaristía que, en otro momento, encontró la ocasión de la bendición de las medallas de los miembros de sendas juntas de gobierno encabezados por los respectivos directores espirituales, Salvador Marín Vadillo y Enrique Soler Gil, párrocos de San Rafael y San Gabriel y San Juan Grande y Nuestra Señora de la Candelaria.
La expectación de la ceremonia, que tuvo como último ingrediente la emotiva entrega de los miembros de la Hermandad del Cristo de la Sed de una casulla morada con el escudo de la corporación para su párroco, se prolongó posteriormente en las calles que compusieron el itinerario de regreso desde la Catedral hasta sus respectivos templos. Buena parte de ese recorrido se hizo de modo conjunto y rodeado de una gran cantidad de público.
Enhorabuena a ambas Hermandades. La verdad es que fue un acto emotivo y bonito. Ambas contaron con cortejos serios y numerosos. ¡Adelante y a seguir trabajando!.