Un grupo de familiares de los ancianos que viven en la residencia Suite La Marquesa han recogido en un escrito que ya han enviado a la directora general de Personas Mayores de la Junta de Andalucía, María José Rico, todas las anomalías que han detectado en el cuidado de estos usuarios y de las que culpan a la dirección del centro, que arrastra problemas económicos desde 2010 y que ahora negocia la venta de la empresa.
En el documento, enviado el pasado día 12 de febrero, los familiares de los usuarios del centro lamentan las irregularidades en el cuidado de los 184 usuarios del centro. Y dejan muy claro que “las quejas no van dirigidas a los 114 empleados, que han demostrado por encima de todo su responsabilidad con los mayores aún sin estar cobrando sus nóminas, sino que se debe a los constantes engaños de la dirección del centro”.
Tanto es así que incluso apuntan que la plantilla convocó una huelga el pasado día 7 de febrero de la que los familiares no sabían nada porque “la dirección coaccionó con el despido a los trabajadores si nos informaban de la huelga”.
El escrito enviado a la Consejería hace un análisis exhaustivo de todas las deficiencias que se han detectado. Así, apuntan que no se les cambia los pañales a los ancianos con la frecuencia necesaria ya que “hay recortes en la adquisición por la deuda que tiene el geriátrico con la farmacia”. Eso provoca en los usuarios úlceras e irritaciones, entre otros problemas.
La carta también denuncia que las dosis de medicación se anulan o se juntan las de la mañana con las de la noche como medida de ahorro, y que hay montañas de ropa sin lavar por falta de personal y de detergentes, que a veces se diluyen en agua para que duren más.
Capítulo aparte merece la denuncia sobre la alimentación de los ancianos, ya que informan de que el personal les cuenta que trituran las sobras para hacer papillas para los que no toman sólidos, o para purés para todos. “Lavan incluso las lechugas de sus aliños para ello”, denuncian. También argumentan, porque lo han constatado ellos mismos, que la cantidad y la calidad “dejan mucho que desear”. Como explican en su escrito, la desesperación llega al límite cuando hay días que en los que “las cocineras no saben qué hacer de comer puesto que los pedidos no llegan por falta de pago”.
Los familiares de los residentes de este geriátrico lamentan que “cuando los familiares hemos preguntando insistentemente por las anomalías que hemos detectado nadie nos informaba sobre el trasfondo, sobre todo porque los trabajadores estaban coaccionados con amenazas por parte de la direción”.
Finalmente la plantilla “ha roto su silencio”, y tras tener conocimiento de todas estas anomalías los familiares piden a la Junta de Andalucía que “tome conciencia” de lo que está ocurriendo y “aplique las medidas oportunas para solucionar el problema”, sobre todo porque “estas personas dependientes no se merecen el trato indecente que están recibiendo por una pésima gestión del geriátrico que lo único que ha querido es ganar por encima de todo”.
Esto es de vergüenza… Las residencias, cada vez más, parecen fábricas de cajas. Los “jefazos” no se dan cuenta que son personas que nos necesitan, que podrían ser sus abuelos, sus padres e incluso ellos mismo. En fin, la realidad es que el dinero vale más que las personas en este mundo.