No hay manera. La lluvia se ha empeñado en convertirse en la protagonista absoluta de esta Semana Santa. Cuando parecía que iba a dar un respiro para que tanto Jueves Santo como Noche de Jesús se celebraran con normalidad, las hermandades se encontraron con una persistente lluvia en plena madrugada que les obligó a ir tomando decisiones conforme se desarrollaban las circunstancias. Todo el mundo ansiaba una madrugada completa, pero el agua no lo permitió. La Hermandad de la Buena Muerte decidió no hacer Estación de Penitencia. La Hermandad de las Cinco Llagas desafió durante un tiempo las inclemencias meteorológicas, pudiendo completar finalmente su estación de penitencia, y la Hermandad del Santo Crucifijo se volvió a su templo, al igual que la Yedra. Mejor suerte tuvo el Nazareno, que decidió retrasar su salida a las 04.15 horas, pero luego pudo lucir sus mejores galas en solitario por las calles de Jerez

Vivir la Madrugá, la Noche de Jesús, debería ser obligatorio para todo el que le guste la Semana Santa. Ya sea a las primeras horas, donde el silencio de hermandades como el Crucifijo o las Llagas se hacen protagonistas, ya sea en la mañana, donde la algarabía de la recogía de la Esperanza o las saetas en la de la Buena Muerte rompen el aire, ya sea durante toda la noche acompañando a la imagen que da nombre a todo un día de nuestra Semana Santa, Jesús Nazareno. Sea como sea, pero debería ser obligatorio.

Es evidente que es imposible verlo todo, porque Redención abre la jornada del día del Amor Fraterno pronto, muy pronto, y es necesario descansar para poder disfrutar también de las cofradías que hacen su estación de penitencia el Jueves Santo. Un consejo, ser selectivo, por tanto. No pretender ver todo, sino elegir bien los lugares donde poder contemplar cofradías de prestigio como la Vera-Cruz, con su estilo siempre romántico, por la calle Chancillería. O también la Lanzada, siempre en su regreso por Carpintería Baja. Quizá la salida del Mayor Dolor, cuando los azahares de los naranjos del Angostillo se confunden con las bellotas de las caídas de su paso de palio, o la Tornería cuando el Huerto ya busca Santo Domingo, y la noche se convierte en Madrugada.

Son enclaves mágicos de cada hermandad, aunque hay muchos otros. La salida del Santo Crucifijo es de obligada asistencia, así como el paso de la corporación de la Yedra por el barrio de San Pedro, en la última salida procesional de la Esperanza sin su nueva corona de oro, que se le impondrá el próximo otoño en la catedral. San Pedro es buen sitio para quedarse también con la hermandad de las Cinco Llagas, mientras que la salida del Nazareno, por lo singular del momento, es una ubicación idónea para contemplar la cofradía de Jesús, mientras que el Santo Crucifijo entra en la Carrera Oficial. Y queda la Buena Muerte, que podremos disfrutar en versión alegre o penitencial en función de los claros que nos ofrezca el cielo, ya que es una cofradía de rigurosa penitencia que al llegar la mañana incorpora a los más jóvenes de la cofradía vestidos de monaguillo.

Una intensa jornada, que no debería perderse bajo ningún concepto ningún cofrade, pero siempre guardando fuerzas para la tarde del Viernes Santo, donde Cristo y Soledad pondrán el broche de oro a nuestra Semana Mayor.