La Comisaría de Jerez lleva años padeciendo recortes que hacen cada vez más difícil que se pueda prestar una asistencia en materia de seguridad con todas las garantías. La situación, no obstante, lejos de mejorar ha empeorado según el Sindicato Unificado de Policía, que ha denunciado que el parque de vehículos se encuentra a la mitad de lo que debería en relación a la población de la ciudad. Una circunstancia que los agentes llevan sufriendo más de un año, pero que en la actualidad les resulta aún más grave si cabe ante la certeza de que no se van a facilitar nuevos coches a corto o medio plazo ni existen medios económicos para arreglar los que permanecen en taller.

Como explican desde la organización, son tres los radiopatrullas que operan por turno, cuando el mínimo estipulado está cifrado en seis. En total, el Cuerpo dispone de siete coches de los que dos están estropeados, para una plantilla que supera los 340 funcionarios y una localidad que alcanza los 230.000 habitantes. “El problema es que no hay dinero, ni lo habrá próximamente -se lamentan-. Y con ello lógicamente la asistencia al ciudadano se resiente, por lo que tenemos que echar mano de la Policía Local”. En este sentido, cuentan que ante una llamada si los pocos coches disponibles están ocupados en alguna intervención lo más rápido y efectivo es acudir a los compañeros municipales, lo que ha propiciado una mayor colaboración entre ambos cuerpos. Sin embargo, apuntan a que los más adecuado sería que contaran con los medios necesarios para que cada uno se centrara en las funciones que les son propias.

A pesar de esta actividad conjunta, los tiempos de asistencia también han aumentado para unos funcionarios que prácticamente no dan abasto. “Hay que tener en cuenta la extensión que nosotros cubrimos, puesto que en algunos casos debemos llegar hasta El Cuervo o El Portal. Es lastimoso que no haya 800 euros para arreglar un vehículo”. Los agentes quieren hacer hincapié en que el problema, por tanto, escapa a su competencia por lo que no se debe poner en duda su profesionalidad. “Nosotros trabajamos con lo que tenemos; no podemos hacer milagros”, sentencian. Los que patrullan a diario por la calle, para colmo, advierten de que delitos como pequeños hurtos o tirones se están multiplicando, algo a lo que hacen frente con los escasos medios a su alcance. La solución, desafortunadamente, tampoco parece muy cercana.