Una de las peores caras de la crisis la componen las consecuencias emocionales que supone para muchos el verse sin trabajo y sin perspectivas de futuro. El hecho de que las actuales circunstancias influyan directamente en la estabilidad psicológica de la población es tan palpable como que durante el pasado año en la provincia de Cádiz se multiplicó la tasa de suicidios en un 100%, con respecto a 2011. Un dato sobrecogedor que ha sido facilitado hoy en las jornadas sobre Actuación Policial con Enfermos Mentales organizadas por el SUP, que tienen lugar estos días en las instalaciones de Ifeca. Como han explicado fuentes del sindicato a Reporteros Jerez, el curso eminentemente teórico está orientado a dar unas pautas de conducta a los agentes, con el fin de que traten de la manera más adecuada a personas depresivas o con patologías como esquizofrenia o trastorno bipolar, ante situaciones de especial riesgo.
“El objetivo es evitar riesgo tanto para ellos como para nosotros -subrayan estas fuentes-. Hoy el curso ha estado centrado en los suicidios, que se han multiplicado porque la gente se encuentra sin trabajo, tiene problemas familiares, entra en una rueda y al final acaba optando por esa vía… Por eso nos enseñan cómo hablarles y qué decirles para intentar evitar ese fin”. Los policías, de hecho, aprenden a “hacer de psicólogos” más que de agentes del orden, lo que les diferencia de las actuaciones que se llevaban a cabo antaño. “En los años 80 cuando te encontrabas con una persona con esquizofrenia que había delinquido te limitabas a detenerla a la fuerza y la ingresaban en el manicomio. Ahora el tratamiento es muy diferente, también porque se conoce mejor este tipo de enfermedades”.
Lo fundamental, como inciden, es la comunicación permanente y “hablarles tranquilamente pero con autoridad”, procurando evitar o minimizar los factores que puedan aumentar su ansiedad. Otra de las cuestiones que tratarán en las jornadas será la legislación vigente, ya que existen determinados delitos asociados a este tipo de trastornos, que han aumentado además gracias al consumo de alcohol y estupefacientes. La mayoría de ellos está relacionado con violencia en el ámbito familiar, aunque los expertos matizan que los enfermos mentales que reaccionan contra los suyos acaban haciéndolo “simplemente porque son a los que tienen más cerca, y no porque deseen hacerles daño a ellos de manera concreta”.
Esto es muy grave y habría que afrontar el problema con rapidez y eficacia. Este problema tiene que ser prioritario para los gobernantes.