Un nuevo y brillante capítulo se ha cerrado esta mañana, cuando la Virgen del Rocío ha reinado de nuevo por las calles de la Aldea. Doscientos años después de aquel primer ‘Rocío Chico’, y con motivo del Año Jubilar Rociero, la Blanca Paloma demostró de nuevo por qué es la primera devoción mariana de Andalucía. Devotos de todas partes de la región se dieron cita en las marismas de Doñana para contemplar, por cuarta vez este año, la salida procesional de la patrona de Almonte.
Y no decepcionó. Una masiva afluencia de peregrinos llenó las arenas del Rocío, haciendo especial cada paso de la Virgen. Muchos jerezanos se desplazaron hasta la Aldea para poder contemplar y disfrutar de una jornada que ha hecho historia. Pasada la una de la mañana se produjo el salto de la reja, permitiendo ver a la Reina de las Marismas ataviada con el traje de los Montpensier, donación de la Condesa de París a principios del siglo XX. La patrona de Almonte lucía una estética similar a la que se pudo contemplar a finales del año pasado, cuando presidió los cultos en su parroquia de Almonte. Una estética diferente, sin sus tradicionales varales, luciendo la ráfaga de plata a juego con la corona y la media luna, y exornada con flores de talco.
Tras un recorrido algo menos rápido de lo esperado, con el alba la patrona de Almonte se ha posado de nuevo en su altar, esperando, ahora ya sí, la próxima romería del Rocío, y culminando de esta manera brillante y multitudinaria el Año Jubilar Rociero, que termina oficialmente el próximo 7 de septiembre.