El anuncio municipal de que se pondría coto al botellón ha quedado de momento reducido a una mera declaración de intenciones, puesto que la persistencia de este fenómeno por la zona de San Mateo ha provocado que los vecinos reactiven las patrullas callejeras. Así lo ha confirmado el presidente de la asociación de vecinos del centro histórico, Alejandro Gómez, tras una reunión mantenida por los miembros del colectivo en la que han decidido retomar las acciones de vigilancia mañana jueves. Así, a partir de la 1 de la madrugada un grupo de ciudadanos recorrerá las vías más frecuentadas por los jóvenes, que continúan campando a sus anchas y bebiendo en plena calle a pesar de que la ley lo prohíba.

“Estaremos andando toda la noche -informa el presidente-, y si vemos algún grupo haciendo botellón llamaremos a la Policía. Lo haremos discretamente, porque tampoco queremos problemas, solo que se cumpla la ley”. El detonante de todo ello ha sido el reciente suceso ocurrido en las afueras de la discoteca Bereber, donde varias personas resultaron heridas en el transcurso de una pelea en la que se arrojaron botellas y vasos de cristal. Un acto violento que, unido a los continuos desperfectos causados en los vehículos aparcados en la zona y al ruido y la suciedad que conlleva el botellón, ha provocado que el ambiente nocturno de San Mateo y alrededores se vuelva irrespirable. Los vecinos, por desgracia, no albergan muchas esperanzas de que la situación mejore ni siquiera con la supuesta creación de la unidad especial de la Policía Local anunciada por el Ayuntamiento.

“Se supone que está en proyecto, pero creemos que lo lanzaron para callar bocas más que otra cosa. Hasta el sindicato de la Policía ha declarado que es inviable, con los pocos medios de los que disponen”. Lo que los afectados tienen meridianamente claro, en cualquier caso, es que no van a permanecer de brazos cruzados mientras las molestias y la inseguridad aumentan en sus barrios. Ahora, con la llegada del otoño, temen que la práctica del botellón que se acusa en verano especialmente los jueves se traslade a los viernes y los sábados, con lo que las perspectivas son aún menos halagüeñas. Por ello, como ya decidieron en una de sus últimas asambleas celebradas, no dudarán en quemar hasta el último cartucho acudiendo a los tribunales, si persiste una actividad ilegal con la que se daña el bienestar de los ciudadanos.