El diccionario de la R.A.E de la Lengua define a la palabra consenso como el “acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos”. Esta definición hace mención al ACUERDO. En democracia los acuerdos, los consensos, son agradecidos en esencia. El hecho de ejercer el gobierno, la toma de decisiones y su posterior ejecución, no impide que un gobierno legitimado por una mayoría cualificada o absoluta, nacida o surgida de las urnas ciudadanas, apueste en decisiones de transcendencia , decisiones de gobierno que han de marcar una trayectoria y que afectarán al ciudadano directamente, por arrimar o cualificar su decisión con el apoyo logrado en el ejercicio del consenso, del acuerdo de grupos que aún siendo oposición y no participando de la acción de gobierno, realza la decisión tomada y le dan mayor legitimidad, si cabe.
El problema se da cuando utilizamos o manoseamos el consenso a nuestro antojo o en beneficio partidario o partidista. Algo así está ocurriendo en Jerez en las últimas semanas. Al gobierno del PP que encabeza la alcaldesa García Pelayo, se le viene a la cabeza la posibilidad del consenso en las ocasiones que la búsqueda del mismo les es propicia para sus intereses partidistas y particulares. No es el fruto del acuerdo lo que se busca en beneficio del ciudadano.
Recientemente se está planteando el debate de una inversión muy importante que dotará a nuestra ciudad de una infraestructura necesaria y revindicada por los ciudadanos, como es la culminación de la red del carril bici. Parece lógico que el mismo se plantee a los ciudadanos desde el mayor consenso posible de grupos políticos, comerciantes y vecinos en general. Ahora bien, es curioso que ahora se ensalce esta forma de trabajar la toma de decisiones, que por cierto se hace in extremis y poniendo en riesgo una inversión proveniente en su mayor cuantía de la Junta de Andalucía con fondos europeos. Y resulta curioso esta actitud cuando precisamente este gobierno del Partido Popular lleva más de dos años y medio haciendo del ordeno y mando su principal seña de identidad.
Habría que preguntarse por qué, en decisiones, las más importantes de su gobierno, porque no habrá más, el gobierno de Maria José García Pelayo no ha demostrado el celo y gusto por el acuerdo. Y me pregunto, ¿dónde se habló de decisión consensuada o mínimante consensuada cuando se habló de despedir a 260 trabajadores, padres de familia, mediante un ERE arbitrario y no ajustado a derecho?, ¿Dónde el consenso, no ya con grupos políticos sino al menos con sindicatos y trabajadores? ¿Dónde quedó el consenso o acuerdo para mayor legitimidad en la privatización y venta de un patrimonio de todos los jerezanos, como es el agua a una empresa privada? Dos muestras éstas de lo que para el PP representa la utilización del consenso en beneficio propio.
Y es que para practicar el consenso, aspirar al acuerdo, hay que creer en ello. Las mayorías absolutas legitiman, pero los consensos y acuerdos acercan la política a los ciudadanos. Difícilmente podemos aspirar del Partido Popular a algo más. Un gobierno municipal que utiliza el consenso como arma de enfrentamiento y ruptura y no como instrumento de acercamiento y ejercicio democrático en busca del bien común.
RAÚL RAMÍREZ, portavoz de Foro Ciudadano de Jerez