El pasado jueves paseaba por las instalaciones públicas y municipales de Chapín. Tengo un hijo de 10 años que sueña, al igual que su padre lo hizo en su día, con poder ser futbolista. En mis tiempos no existían lo que conocemos como instalaciones deportivas municipales de Chapín. Recuerdo la Hijuela del Polo, los campos de fútbol de las “bombonas”, dónde nuestro querido Xerez CD tenía aquellos modestísimos campos de entrenamiento. En definitiva, recuerdos de lo que prácticamente era campo salpicado por unas instalaciones privadas de lo que fue club de polo o tiro.
Después llegó la municipalización y el paso a patrimonio público de las mismas. El posterior desarrollo urbanístico en torno al Estadio Municipal de Chapín marcaba el camino para convertir aquel espacio público en un referente deportivo al servicio de todos los ciudadanos.
La llegada de la oportunidad que supuso la organización de los Juegos Ecuestres Mundiales del 2002 nos dio la opción de culminar uno de los espacios deportivos más completos, y les puedo asegurar porque así tuve la oportunidad de que me lo trasladaran, más envidiados de España. En torno a aquel complejo deportivo de Chapín se consolidó todo un conjunto de oferta deportiva pública para el disfrute de cientos y cientos de jerezanos, que podían disponer con un coste muy reducido de todo un elenco de disciplinas deportivas en unas instalaciones de primer orden a través de las Escuelas Deportivas Municipales.
Dar un paseo por Chapín supone hoy día un doloroso ejercicio de nostalgia y permítanme una pregunta sin respuesta del por qué unas instalaciones públicas pueden ser degradadas de tal manera. ¿Cómo un servicio público puede ser abandonado por los responsables políticos hasta el punto de plantear la privatización por ejemplo de las instalaciones y servicios deportivos?
No basta el buen hacer, esfuerzo y profesionalidad de los trabajadores municipales. La ilusión se perdió hace tiempo. En este galimatías en que el actual gobierno municipal del PP ha convertido la gestión pública, cabe el abandono de instalaciones municipales como las de Chapín, el campo de la Juventud o las mismas bibliotecas municipales con el despido de 260 trabajadores. Abandonamos para justificar la privatización. Cabe la venta de un servicio público como el agua, patrimonio de todos con cortar el agua a más de 200 familias. Para este gobierno cabe montar un auténtico caos en las empresas municipales con una política de personal sin rumbo, discriminatoria e injusta en las remuneraciones del personal. Cabe igualmente tener a la gente, a los trabajadores en un sin vivir amenazante de nuevos ERES con el dispendio mediático en autobombo cifrado en miles de euros.
Paseaba el jueves por Chapín, al igual que otros días por el Sur, los barrios del Norte o Este de nuestro Jerez. O por esas barriadas rurales y pedanías, y creo que otro Jerez es posible. Sigo pensando convencido que esto tiene arreglo. Desde la pasión por Jerez me reafirmo en que los jerezanos han de ser el único objetivo de cuántos responsables políticos asuman ese reto. Desgraciadamente creo que eso hace demasiados años que algunos y más concretamente algunas olvidaron en el cajón de las ambiciones políticas y rencores enfermizos, y mientras Jerez como en Cerrofruto, la Asunción, la Vid, la Constancia, Chapín, la Juventud… se nos cae a pedazos, dejándonos en el camino lo que tanto nos costó a todos conseguir, una ciudad orgullosa y unos jerezanos enamorados de ella.
RAÚL RAMÍREZ, portavoz de Foro Ciudadano de Jerez