Sin lugar a dudas estamos inmersos en la era de la información. Todo es información. Miles de noticias nos avasallan e inundan constantemente. Hasta el punto de crearnos el grave problema de no saber diferenciar cuál es la información veraz y rigurosa, la útil y la necesaria. El exceso de información por múltiples canales llega a bloquear las tomas de decisiones, dispersa la situación real y descontextualiza o relativiza las situaciones.
Antes había informaciones que pasaban desapercibidas, hoy hay cuestiones con las que convivimos durante días y que se miran con lupa cuando uno palpa la que está cayendo ahí afuera. Sírvame como ejemplo la noticia de que los jugadores de la selección española van a ganar cada uno una prima de 720.000 euros si ganan el mundial de fútbol que comienza esta semana.
Más flagrante aún me resulta esa noticia que circula estos últimos días que anticipa que a partir del 19 de Junio, una niña de 8 años, Leonor de Borbón y Ortiz, va a recibir 102.464 € al año, 8.538,66 € al mes, 13 veces el salario mínimo. Resulta que va a ingresar mensualmente lo que 20 familias cobran lastimosamente de subsidio o limosna para comer: 426 euros.
Frente a toda esta frivolidad, también leemos que muchos niños van a dejar de recibir las tres comidas al día necesarias, indispensables y esenciales para su desarrollo y crecimiento al cerrarse lo comedores con el final del curso escolar. Y también nos enteramos de que 300.000 hogares no perciben ningún ingreso, ni protección social y tienen que vivir de la caridad y solidaridad de los familiares.
¿No es curioso cómo pueden llegar a convivir ambas noticias sin que la población estalle de rabia e impotencia? Permitidme cambiar la pregunta: ¿No es triste cómo pueden suceder ambos hechos sin que nadie haga nada para evitarlos?
Son los crueles contrastes de la sociedad tan injusta y desigual que vivimos e incluso sufrimos diariamente. Son los contrastes entre las noticias de quienes no conocen ni intuyen qué es eso de la crisis y la destrucción del Estado del Bienestar, y la realidad tan lamentable que padecen miles y miles de ciudadanos abocados a la marginación y la exclusión social.
Es justo y del todo lógico que la sociedad pueda elegir entre monarquía y república a partir de un referéndum. Pero todavía sería más justo empezar a reivindicar en las calles una base social sólida que impida sin fisuras que no sigamos caminando hacia una realidad en la que cada vez tengan más los que más tienen y menos los que menos. Viendo algunas noticias, no tenemos más que indignarnos y rebelarnos porque tengamos que seguir a estas alturas luchando porque no haya niños y niñas en este país sin sus tres comidas imprescindibles al día. Algo va muy mal aquí si esto que creíamos superado es ahora el pan nuestro de cada día.
ROCÍO MONTERO