Marina Subirats, socióloga, gestora y política, dejó dicho de la ciudad de Barcelona una cita que reproduzco: Por favor, hacedlo muy bien porque esta ciudad lo necesita y lo espera. Hago mía la cita y la parafraseo para Jerez. El mundo está cambiando, las ciudades están cambiando, los ciudadanos están cambiando y hay demasiadas personas que ostentan responsabilidades públicas que no se están enterando.
Si París bien vale una misa, como dejara dicho Enrique IV de Navarra, Jerez bien vale una marca. Jerez, es una marca en sí. Jerezanear es un verbo que aún no recoge el diccionario, pero al tiempo; jereces es un sustantivo plural del vino, el jerez es un vino; pero Jerez es Flamenco; Jerez es caballo; Jerez es toro; Jerez es dehesa; Jerez es girasol; Jerez es sierra. ¿Tópicos o identidades? Pero, ¿qué es Jerez? Una ciudad de todo y la ciudad de nada. Pero Jerez es marca. Y la marca es la propia ciudad. La marca es lo que nos hace diferentes. Lo que valoran otros y lo que envidian de nosotros.
Estoy cada vez más convencido de que hay que rediseñar o redefinir la ciudad. Los planes estratégicos, los libros blancos, los planes generales de ordenación y toda la salva de legislación básica aplicable a Jerez no termina de definir qué queremos ser en el futuro. Entre otras cuestiones porque nadie o casi nadie los lee, y los que deberían leerlo no se enteran de la misa. El futuro inmediato es hoy. Jerez no está muerta pero tampoco es una ciudad viva. Es una ciudad enferma. Enferma por desidia y abandono, con barrios que provocan sonrojo y que no capta el ojo de La Vuelta, agónica por demasiado llanto, alarmada por las continuas disputas partidistas y partidarias, con demasiados individualismos excluyentes que procuran congelar las iniciativas que se proponen desde la pluralidad civil y que terminan por ahogarla.
Los jerezanos estamos siendo vencidos por la vulgaridad y la mediocridad. Gratis total, simpa. Y como decía el publicista de Benetton, Oliverio Toscani: “moriremos elegantes, vestidos a la última moda, vacíos e idiotizados por dentro”. Y digo yo: gracias a mediocres metidos a burócratas, burócratas metidos a políticos y políticos obsoletos que se convierten en asesores.
La ciudad no es un aparato, cemento, albero, gente amontonada, monotonía, cadencia, gratis. Hoy los ciudadanos más dinámicos empiezan a exigir: más inteligencia y si puede ser creativa mejor, más planificación, más pensar antes de hacer. ¿Está condenada Jerez a la quiebra? Prefiero pensar que no. Prefiero pensar en apostar por calidad de vida para la ciudadanía, por incrementar la vida ciudadana compartida, por colaborar con otras ciudades de nuestro entorno, no solo comprando desechos de segunda mano, por innovar. Colaborar para generar empleo y riqueza. Pensar antes de hacer.
París bien vale una misa significa que aunque para alcanzar lo que se quiere se requiera tener que pasar por un trabajo penoso o por un sacrificio, éste bien vale la pena. Prefiero no pasar la pena y trabajar con actitud positiva mejorando la ciudad que quiero para mi familia. Y para su familia.
Francisco Benavent. Coordinador de Programa de Gobierno de Foro Ciudadano