Cuando en 1997 la saga de Harry Potter, de la célebre, J. K. Rowling, llegaba a las librerías de medio mundo, seguramente nadie se imaginaba la repercusión que iba a traer de manera mundial a toda una generación de niños que iba creciendo a la par de sus protagonistas.
Todo un mundo imaginario que hizo elevar la imaginación de una generación aparentemente perdida y que impuso juegos, personajes, términos magos, inventos… Imaginación pura. Uno de esos elementos del universo Rowling era un juego peculiar, que se practicaba en las alturas y con unas mágicas escobas que sobrevolaban. Una mezcla de rugby, fútbol, balón prisionero… Era el ‘quidditch’. Esa ficción, mágica y trepidante, ahora es una realidad. Se llama ‘Quidditch Muggle’. O lo que es lo mismo, el quidditch practicado por no magos… Y en el suelo, obviamente.
El Quidditch es un deporte de contacto rápido y mixto con siete atletas en cada equipo que juegan en cuatro posiciones distintas y usan tres pelotas diferentes dependiendo de su posición. Cada jugador debe llevar una escoba entre sus piernas todo el tiempo. Mientras el juego puede aparentar ser un caos a primera vista, una vez que los jugadores se familiarizan con las reglas básicas, el quidditch es un deporte emocionante para ver y más incluso para jugar. El juego se define como una fusión de rugby, balón prisionero y persecución.
En él participan varios roles. Están los cazadores, cuyo objetivo es marcar goles (10 puntos cada gol) con un balón de volleyball llamado quaffle. Además, cada equipo tiene un guardián, cuyo trabajo es defender sus aros (porterías) de los cazadores oponentes. Después están los golpeadores, que usan balones de gomaespuma llamados bludgers para dificultar la fluidez del juego “noqueando” a otros jugadores, aunque evitando las faltas -parece caótico, pero están bien ordenados-.
Una auténtica aventura que acaba cuando el buscador atrapa completamente la snitch (una pleota de tenis dentro de un calcetín) de la cinturilla del snitch runner.
Y ya ha llegado a Jerez. Hace ya unos años que hasta se organizan eventos a nivel mundial, Campeonatos Mundiales por naciones que han ido introduciendo esta ficción en sus parques públicos, llamando la atención de los auténticos muggles, aquellos que no tiene ni idea de quien es Harry Potter ni entienden, a veces de manera lógica, qué hacen esos chavales jugando con una escoba entre las piernas.
Cuando en 2005 Xander Manshel y Alex Benepe, dos estudiantes universitarios de Vermont, Estados Unidos, sentaron las bases de lo que hoy conocemos como el “Quidditch Muggle”, no se iban a imaginar la evolución en pocos años de este magnífico e imaginativo deporte. Y es que el Quidditch, al igual que Harry Potter, es un fenómeno global con 12 federaciones a nivel nacional ya establecidas, 4 países con torneos regulares (entre ellos España) y otras 5 donde está emergiendo.
El Club Jerez de Quidditch, también llamados Cartujanos Jerez, ya es una realidad y nace, según su espacio web, con la tarea de “hacer llegar este deporte poco conocido a esta ciudad, y a todo aquel que lo desee”. De momento están reclutando jugadores, fans del mundo de JK Rowling, y sólo exigen que seas mayor de 16 años. De momento llevan nueve jugadores, aunque se empeizan a dar a conocer gracias a las redes sociales.
Dentro de un mundo de deportes mayoritarios que generan tantos ríos de tinta, llega el quidditch a Jerez, una aventura que muchos desean presenciar.