El 4 de mayo de 1988 el F.C Barcelona anuncia la contratación de Johan Cruyff como nuevo entrenador del equipo azulgrana. Los barcelonistas tan solo habían ganado un título en los últimos 14 años. Para cuando la Junta Directiva despidió al holandés ocho años después, el Barça había conquistado 11 trofeos.
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Muchos seguidores del Barcelona creen que el equipo que construyó Cruyff, el mágico Dream Team, es el mejor de la historia del club culé. Pero para llegar hasta aquí, Cruyff tuvo que realizar un trabajo arduo de reconstrucción tras el famoso Motín de Hesperia. Sin ir más lejos, a su llegada se vendieron hasta 15 jugadores, entre ellos Víctor Muñoz, Calderé o Schuster.
En su lugar, el presidente Josep Lluís Núñez hizo 15 fichajes, de los cuales hombres como Beguiristain, Bakero, Julio Salinas y Eusebio se convirtieron pronto en piezas insustituibles para el entrenador holandés. Aquellos jugadores fueron el germen del futuro Dream Team de Johan.
EL NACIMIENTO DEL SISTEMA 3-4-3 DE CRUYFF
El siguiente paso era construir un sistema acorde a la plantilla. En la pizarra de Cruyff apareció un sistema con tres defensas, cuatro centrocampistas, dos extremos y un delantero centro. En la era del 4-4-2 o 3-5-2, aquel sistema era completamente revolucionario.
Cruyff impuso así una nueva forma de jugar en España. Un sistema que causó toda una revolución. Nacía así el 3-4-3, una adaptación del 4-3-3 con el que el propio Cruyff había jugado bajo las órdenes de Rinus Michels en el Ajax y la selección holandesa de la década de los 70. Todos los equipos de la cantera del Barça comenzaron a trabajar en este sistema.
La idea del técnico holandés era poblar el centro del campo desestimando el plano defensivo. Una de las máximas de Cruyff era: “prefiero ganar 5-4 que 1-0”. La posesión de la pelota era el modus operandi de los barcelonistas. Según el concepto de Cruyff: cuando dominas la pelota, el equipo se mueve de la mejor manera. El equipo que mueve el balón tiene más posibilidades de anotar que el contrario.
Este nuevo concepto de juego provocó que el Barcelona echara mano de La Masía. Ahora el interés estaba en seleccionar a los jugadores más habilidosos frente a los más físicos. Fue así como en 1986, un joven de apenas 15 años superó con nota la prueba con el Barça. Su nombre era Pep Guardiola.
Johan Cruyff tuvo muy claro desde un principio qué tipo de jugadores necesitaba. Por eso en ningún momento tuvo problemas a la hora de seleccionar jugadores más pequeños o jugadores muy jóvenes para el primer equipo. El balón debía ser el único protagonista, hasta el punto de que los ejercicios físicos y de fuerza se hacían con el balón.
LAS DIFICULTADES Y EL RESURGIR DE CRUYFF EN EL BARCA
No obstante, los inicios de Cruyff en el Barça no fueron del todo buenos. A pesar de ganar la Recopa en 1989 y la Copa del Rey en 1990, los fichajes no terminaban de cuajar y las críticas al nuevo sistema arreciaban entre los seguidores y periodistas. Jugadores como Koeman y Laudrup tuvieron una primera campaña decepcionante.
Sin embargo, la temporada 90/91 supuso el espaldarazo definitivo para Cruyff. Las perlas de la cantera comenzaron a dar sus frutos. A ellas se les unió el fichaje del delantero búlgaro Hristo Stoichkov. Ese año, a pesar de los problemas de salud del holandés, el Barça conquistaría su primer título liguero después de seis años.
El inicio de la campaña 91/92 no fue el esperado. El equipo perdió tres de sus primeros ocho partidos. Sin embargo, el punto de inflexión llegó en noviembre con la eliminatoria de Copa de Europa frente al Kaiserlautern alemán. Tras ganar 3-1 en el partido de ida, un agónico gol de Bakero en el descuento en el partido de vuelta clasificó a los azulgranas para la siguiente fase.
En mayo de 1992, una inesperada derrota del Real Madrid en Tenerife en la última jornada de Liga supuso el segundo campeonato consecutivo para los azulgranas. Pero este año será recordado especialmente por los barcelonistas por su triunfo en la Final de la Copa de Europa de Wembley ante la Sampdoria. El inolvidable gol de falta de Koeman en la prórroga es recordado por todos los aficionados culés.
Cuatro años tuvieron que pasar para que Cruyff pudiera ofrecer al barcelonismo el ansiado título de la Copa de Europa. Aún estaba reciente en la retina de los aficionados la amarga derrota por penaltys en la final de Sevilla en 1986 ante el Steaua de Bucarest. El Barcelona, de la mano de Cruyff y su Dream Team, volvía a reinar en Europa.