Los restos mortales de José María Ruiz-Mateos ya descansan desde este medio día en su ciudad natal de Rota. Unas 300 personas, familiares, amigos, vecinos, e incluso exempleados de Rumasa han despedido hoy al empresario jerezano, fallecido ayer a los 84 años.
La eucaristía ha estado presidida por el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, quien ha estado acompañado de doce sacerdotes. Tras este acto, Ruiz-Mateos ha sido enterrado en el columbario que él mismo hizo construir en la iglesia Nuestra Señora de la O de Rota y en el que están enterrados sus padres. Varios hijos del fundador de Rumasa han introducido a hombros en la iglesia el féretro con los restos del empresario, cubierto con el manto de la hermandad de Las Tres Caídas de Jerez. Después de la eucaristía, ha sido trasladado al columbario a hombros de varios de sus nietos.
La viuda del empresario, Teresa Rivero, ha estado en todo momento arropada por sus hijos, a excepción de Álvaro y Javier, los dos que están encarcelados y que no han querido ofrecer esta imagen ante la opinión pública debido a que estarían escoltados y esposados, según han explicado a EFE fuentes próximas a la familia.