El Jerez viaja a Nueva York de la mano de la exposición fotográfica Divino Jerez de la artista María Higuero y de la cata que dirigirá la especialista Virginia Miller con motivo del Congreso de la Federación de Asociaciones Españolas en EE. UU. (FAEUSA) que se celebrará del 17 al 24 de este mes de mayo en LA NACIONAL.

Jerez y Nueva York unidos por la imagen, el sabor, el aroma, los sentimientos de una tierra de tradiciones para disfrute de los españoles que a un lado y otro del Atlántico comparten el amor por su tierra. Durante el Congreso los asistentes disfrutarán de catas-maridaje con vinos de González Byass que presentará la directora de Discover Sherry, Virginia Miller, Formadora Homologada del Vino de Jerez. Treinta y tres retratos, de jerezanos con nombres propios como Paco Lobaton, David de Maria o Beltran Domecq conforman la España en la memoria de quienes desde Nueva York verán reflejado en la obra su origen, su tradición, su esencia…

Una reseña poética en cada imagen nos cuenta como en off la escucha de las sesiones fotográficas y reflejan el primer contacto con el vino de Jerez de los retratados. La Exposición y la cata-maridada tendrá lugar en la sede la Nacional, la sociedad española más antigua de Nueva York, más de 150 años de existencia y por la que han pasado artistas de la talla de Dalí, Picasso, Buñuel o Federico García Lorca. La exposición se inaugurará el 17 de mayo a las 19:30 horas y la catamaridada tendrá lugar el 20 de mayo durante la cena de honor.

LA ARTISTA

Maria Higuero, La ar-sta (Jerez de la Frontera, 1973) Nace en Jerez de la Frontera en 1973, su pasión por la fotografía le viene por su padre periodista militar filipino-americano y editor del periódico de la Base Naval de Rota en los años 70. Plasmar la emoción ha sido siempre su primer interés en la vida.

El sentimiento, en definitiva el instante supremo, es para ella lo más importante. Por avatares del destino empieza sus estudios en la Universidad de Cádiz, en la Escuela de Económicas y Empresariales de Jerez de la Frontera. Sus ansias de ver el mundo y ampliar horizontes le lleva a trasladarse a Inglaterra a la Universidad de Coventry donde terminará la Diplomatura de Ciencias Económicas y Empresariales estudiando Business Administration. Más tarde y queriendo ampliar sus estudios de una manera más artística apuesta por la rama de Marketing, obteniendo la Licenciatura en Investigación y Técnicas de Mercado por la Universidad de Córdoba-ETEA. Ejerce de empresaria en su ciudad natal con empresa propia, dedicada a Marketing y Servicios, empresa que aún obteniendo beneficios cierra por su afán de hacer lo que realmente le apasiona. Realiza trabajos de fotografía esporádicos que sientan las bases de crecimiento en la profesión, aunque el tiempo de fotógrafa profesional todavía no ha llegado. Continua con su formación y emprende estudios de Técnico Superior de Prevención de Riesgos Laborales, en las tres especialidades técnicas: Higiene, Ergonomía y Seguridad en la Escuela de Estudios Jurídicos de Granada. Más tarde, se gradúa como Técnico Superior en Administración y Dirección de Empresas Agropecuarias en San Pablo CEU en 2002. Todo esto no es más que los preámbulos de lo que realmente le depararía el futuro, ese futuro en donde una cámara la acompañará siempre y digo siempre en el sentido totalmente literal de la palabra.

Su formación en distintos ámbitos influirá a la hora de hacer sus fotografías pero esas decisiones, ese movimiento interno que la llevará a captar según qué momentos, lo conforma también su infancia en Jerez donde, siendo hija única, vivirá experiencias que le marcarán en su vida, como el viaje de su padre sin retorno a EE.UU. Treinta y ocho años más tarde, María se reunirá con su familia en California para conocer a sus hermanos; éstos le harán saber que, su padre, empezó su carrera como fotógrafo y que siempre llevaba una nikon 35mm colgada al cuello. Piensa que, de haber conocido a su padre, hubiera tenido largas charlas con él sobre el significado de lo efímero y de la importancia de la fotografía en la vida de ambos. Aunque está segura de haber heredado de él no solo esa pasión fotográfica sino la apertura multicultural y su afán de conocimiento. En continua búsqueda, la percepción de lo ajeno le atrae. Ella ve y capta lo que otros no perciben por la velocidad a la que nos movemos. Cada vez que aprieta el botón, algo mágico sucede, siente una sensación de amor en el pecho, es emoción. Y busca mostrar a los demás esa sensación. Ha luchado siempre por ser quien es ahora, fotógrafa profesional, aunque de pequeña tenía un sueño: ser reportera gráfica. Ahora con su familia eso se queda en un sueño pero le basta con retratar su entorno, y en los viajes que realiza muy a menudo se convierte en aquella reportera que hubiera querido ser. Para ella la fotografía es un gran tesoro, es una forma de vida, es una forma de mirar el mundo y ella lo mira con mucho amor. El tiempo es lo mas valioso que tenemos y nos enfrentamos día a día a su pérdida ineludible. Pero la fotografía capta la emoción, la inmortaliza para su disfrute y esa es la mágia. Poco tiempo le ha bastado para mostrar su estilo en la fotografía, su forma de mirar. Lo ha demostrado en dos exposiciones en Jerez: “Gracia, llena eres de Maria” (2014), expuesta en un lugar tan emblemático como son los Claustros de Santo Domingo, en Jerez de la Frontera y “Divino Jerez” (2015) en la sala de exposiciones La Pescadería Vieja, en la misma ciudad y con la que viajamos a Nueva York en esta ocasión.

LA EXPOSICIÓN

Es la fotografía un juego de espejos y ventanas. Un lugar de encuentro donde la delicada línea que separa al observador de quien es observado, se confunde hasta no saber bien distinguir donde empieza uno y donde termina el otro. Se necesitan cómplices, es cierto. Pero de la tierna protesta de la incógnita que pide ser despejada, emerge una realidad que se nos antoja mayor que la suma de sus partes. Reunidos un nutrido grupo de jerezanos, les invitamos a recordar su primer encuentro con el vino de jerez. Ese momento indeleble cuyas siguientes reiteraciones son solo prolongaciones de ese instante fugaz. Y con los ojos cerrados, relatar la persona, lugares o sensaciones que fueron testigos de este rito iniciático, ese camino de ida y vuelta a la infancia que no es otro que el de la madurez. Y desempolvado de los adarves de la memoria ese primer gesto, creemos haber cartografiado la geografía sentimental de un pueblo: el diálogo del hombre con el vino. Del pueblo de Jerez con el vino de Jerez. Tartesios y Fenicia de nuevo de la mano. ¿Es el vino el que hace divino al hombre, o es el hombre el que diviniza al vino? Son ustedes la respuesta. Dueños son de esa fugacidad inmóvil. Y ahí María Higuero. Porque el milagro no tiene día siguiente.