Las Marismas de Lebrija SCA ha finalizado recientemente la campaña de recolección y procesamiento de tomate concentrado 2021. Desde su inicio a mediados del pasado mes de julio, y tras 2 meses aproximadamente de duración, nuestra cooperativa ha recolectado un total de 184 mil toneladas de tomate fresco de las explotaciones agrarias del Sector B-XII del Bajo Guadalquivir. Tras su paso por fábrica, estos se han transformado en 40 mil toneladas aproximadamente de concentrado de tomate, mediante la fabricación de hasta 9 productos diferentes en base a la concentración demandada por los clientes.

En el reciente ejercicio se ha obtenido un rendimiento medio para nuestros agricultores de 106 mil kilogramos por hectárea, lo que supone un resultado según las estimaciones previstas antes del inicio de campaña. Además del tonelaje, el nivel de grados Brix medio ha sido superior al de años anteriores, manifestando una consecución al alza de los estándares de calidad característicos de Las Marismas de Lebrija SCA, más aún atendiendo un aspecto cada vez más preciado en el mercado.

Sin embargo, la campaña ha estado marcada a nivel industrial por cuatro situaciones perniciosas para el desarrollo de la actividad de la fábrica de tomate concentrado de la cooperativa Las Marismas de Lebrija. En primer lugar, la conocida escasez de agua, agravada por el recorte sobre la dotación para el riego ejecutado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir con los cultivos ya en desarrollo, ha provocado que los agricultores del Bajo Guadalquivir tuviesen que dejar parte de sus explotaciones sin someter a la plantación de tomate para industria. Esto se ha traducido en un marco de hectáreas en producción menor al previsto en condiciones normales, llevando a menores cantidades de procesamiento para la fábrica de tomate.

En segundo lugar, la descabalgada subida del precio de la luz, que actúa de manera descabellada sobre los costes de actividades como el procesamiento de tomate concentrado, que requiere del funcionamiento de nuestra fábrica de manera ininterrumpida. En tercer lugar, los efectos provocados por la COVID-19, en cuanto a medidas preventivas sobre su propagación, por un lado, y de escasez de materiales, por otro. Y, en cuarto lugar, el pago por derechos de emisión de CO2 ejecutado antes del inicio de la campaña ha obligado a concretar medidas en detrimento de la actividad agroindustrial.