El 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, se ha convertido en una de las jornadas cofrades por excelencia del calendario, gracias a las actividades que hermandades como el Cristo de la Expiración o la Buena Muerte proponen. La primera de ellas, por el aniversario de la coronación canónica de Nuestra Señora del Valle, que tuvo lugar el primero de noviembre de hace cuatro años, y por la que, desde esa fecha, convierten esta jornada en un recuerdo constante a una de las celebraciones más importantes de los varios siglos de historia de la cofradía. Rosario de la aurora, besamanos extraordinario y otras muchas actividades, excusa perfecta para arropar a la dolorosa de San Telmo.
La segunda, porque también hace ya varios años decidieron utilizar la advocación del Santísimo Cristo de la Buena Muerte como bálsamo reparador ante la inminente jornada de los Difuntos, aplicando responsos por los fallecidos en la hermandad ante la talla del imaginero Castillo Lastrucci, en un besapies importante que, por el cierre de Santiago, ahora se realiza en la Basílica de la Buena Muerte.
De la mano de Iván Caro, fotógrafo de Reporteros Jerez, en esta galería pueden disfrutar de dos estilos absolutamente contrapuestos; la elegancia y sobriedad de la hermandad del Dulce Nombre, y la explosividad y poderío de la hermandad del Cristo de la Expiración. Dos formas distintas de celebrar la fiesta de Todos los Santos.