En 1838, en el espacio que hoy alberga el Museo Arqueológico, nació el Colegio de Humanidades de Jerez. Hoy, 175 años después, aquella iniciativa en pro de la educación y la cultura en la ciudad se llama IES Padre Luis Coloma y se ha convertido en una de las joyas de la ciudad. Este año celebran la efemérides con la noble intención de dar a conocer su patrimonio -hasta cuadros del Museo del Prado han colgado de sus paredes- y el valor histórico que ha tenido para la localidad ser el primero instituto de la provincia y de Andalucía junto al IES San Isidoro de Sevilla. “En todas las familias jerezanas hay alguien que ha estudiado en el Coloma”, dicen con acierto desde el centro.
Más de mil alumnos, 70 profesores (una decena menos que el año pasado debido a los recortes) cinco conserjes, un horario de apertura continuado de 8.00 a 23.00 horas, un museo de ciencias y actividades exclusivas como las clases de chino son algunas de las características de este centro educativo que abarca desde Secundaria hasta Educación de Adultos. Y cifras globales de ‘colomitas’ no se pueden ni plantear puesto que acudían a sus aulas estudiantes de toda la provincia no solo a las clases sino para presentarse a los exámenes oficiales como alumnos por libre. De ahí que entre los tesoros de su archivo estén las pruebas de acceso de Rafael Alberti y Juan Ramón Jiménez, además del propio Luis Coloma.
“Procuramos poner en valor el patrimonio que tiene el instituto y hacerles ver a los alumnos de hoy que no están estudiando en cualquier sitio”, asegura su actual director, José López, en un despacho en el que los muebles denotan la antigüedad del centro. Charlas, visitas y la colaboración del Centro de Estudios Históricos Jerezanos -que le ha dedicado sus próximas jornadas de historia- son algunas de las actividades en torno al aniversario.
Fue en los años 50 cuando el centro se instala en su actual sede con la diferencia de que a su alrededor solo estaba el antiguo cementerio y el campo hasta el convento de Capuchinos. “A los estudiantes de entonces les daba miedo salir de noche del instituto por la cercanía el cementerio”, explica López.Ya había pasado entonces por varias sedes (por ejemplo, en la alameda Cristina) y a la nueva le quedaban por delante varias remodelaciones: la construcción de otro pabellón en los años 60 y la incorporación de la biblioteca pública en los 90, entre otras.
Hoy no solo han cambiado el entorno y el sistema educativo sino también la relación de los estudiantes con la institución. “El alumno no se da cuenta de lo que ha vivido hasta que sale de aquí. Antes se vivía en los centros a todas horas, la relación era más estrecha y eso se ha ido perdiendo”, explica.
“El instituto no puede ni quiere parar”, asegura su responsable. Perfectamente adaptado a las nuevas tecnologías, el instituto ha sido pionero en adaptarse a las nuevas necesidades de la educación de adultos incorporando una modalidad semi-presencial. Igualmente, es el único centro de la provincia que, de forma experimental, imparte clases de chino como actividad extraescolar. Tras un primer año un poco más complicado, “este curso se ha consolidado”.