No cuesta reconocer que la conjugación de luces, artificios audiovisuales y la potencia vocal de alguno de los intérpretes toca la fibra y hace que el vello amague con levantarse, pues Grease El Musical juega con las emociones y con ese recuerdo adolescente que quería ser protagonista en primera persona de la historia de Sandy y Danny. Y es que en la función que ha permanecido en el Villamarta de jueves a domingo, se impone sobremanera la música, la famosísima y pegadiza banda sonora de una historia ñoña que básicamente sirve de hilo conductor para el esperado momento en el que la banda comienza a tocar (espectaculares las más de dos horas de música en directo).
A estas alturas no es ningún secreto. Salvo que retrocedamos treinta años y contemos con John Travolta y Olivia Newton-John aquí lo que cuenta son el ‘Summer nights’, el ‘You’re the one that I want’ o el ‘Hopelessly Devoted to you’. En esta ocasiones, en versiones españolas que meten aún más al espectador en una escena con un buen ritmo, caracterizada fielmente y en la que brilla la presencia de la mediática Edurne (Sandy), perfectamente acompañada por voces como la de José Antonio Moreno (Vince Fontaine) o Alberto Martínez (Kenickie).
Lo cierto, es que seas amante o no de Grease, cuando te das cuenta ha terminado el musical con un agradecido final en el que la laca y la purpurina de los actores se mezclan y saludan a un patio de butacas del Villamarta que abandona el teatro moviendo las caderas y tarareando la música de los setenta.