A clase no solo han vuelto los alumnos sino también las camisetas verdes que tanto se dejaron ver el curso pasado. El colectivo regresa a las protestas como se marchó: con organización, con las ideas claras y con la firme convicción de que lo suyo es una carrera de fondo. No han perdido un minuto y ya en la primera semana se han celebrado actividades en la ciudad y en toda Andalucía.
Asambleas, marchas, concentraciones en cada uno de los institutos, convocatorias de huelgas, caravanas de coches… en un año han hecho mucho y prácticamente todas sus convocatorias han tenido una buena repercusión. Están en el camino de ganarse definitivamente a las otras ‘patas’ de la comunidad educativa -los padres y alumnos- y quieren demostrar que lo suyo va más allá de una reivindicación laboral. Este pasado curso y el inicio del presente demuestran que de momento no ha sido flor de un día y espero, por el bien de toda la sociedad, que no lo termine siendo.
¿Por qué? Porque ponen el acento en un ámbito imprescindible como es el educativo para el desarrollo de cualquier comunidad. Y, como en toda carrera de fondo, lo fundamental es mantener el ritmo porque si paramos un poquito, puede que ya no tengamos fuerzas suficientes para recuperar el tiempo perdido.