La firma del contrato con la empresa Tragsa en apenas diez días pondrá en marcha la obra que la ciudad de Jerez aguarda sea retomada cuanto antes a fin de evitar que la iglesia parroquial de Santiago del Real y del Refugio termine en el suelo. Esta joya gótica en claro riesgo de perderse se encuentra cerrada al culto desde hace años y con los trabajos de rehabilitación iniciados pero paralizados por la Junta de Andalucía, que se ocupó de las labores de emergencia que aún están sin concluir.
El Obispado lidera este esfuerzo que se realiza gracias a aportaciones populares que ya comienza a recibir la Asociación ‘Jerez por Santiago’ y que habrán de alcanzar los 2.315.275,83 euros a los que ascienden los trabajos detallados en el acto celebrado hoy a cargo del arquitecto Emilio Yanes, que dirige las obras y que ha comparecido acompañado por monseñor José Mazuelos Pérez, pastor de Asidonia-Jerez. Los detalles técnicos explicados apuntan garantías de que no se repitan los periódicos derrumbes dufridos por el templo a lo largo de su historia.
El primero se ha valido de una presentación proyectada en el Auditorio Juan Pablo II, en la Casa de la Iglesia, ante periodistas, miembros de ‘Jerez por Santiago’ y miembros del equipo económico de la diócesis a los que ha apuntado las dificultades que Santiago acumula desde la propia concepción inadecuada de una iglesia gótica que no contempló el equilibrio de cargas propias de este estilo arquitectónico. El segundo asegura que “haremos lo que se debe aunque debamos lo que se haga” y anuncia las firma con la constructora en menos de diez días.
Los trabajos contemplan un plazo de ejecución de catorce meses, por lo que ya se acaricia la idea de que tan emblemático templo jerezano pueda estar abierto al culto a inicios del año 2015. “Es una catedral si no por la titularidad de su uso sí por la calidad artística que atesora”, ha reconocido el arquitecto Yanes que entre las técnicas previstas para esta actuación anuncia, entre otros, contrafuertes internos e invisibles, un sistema de ventilación contra humedades o la colocación en la bóveda de taladradoras que permitan los rellenos con microcemento necesarios.