Lo que era un secreto a voces, finalmente hoy se hizo oficial. Oficial, si es que a eso llamamos el que lo comunique el Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, claro. La Sed y la Salud de San Rafael serán cofradías, y lo serán en enero, algo que desde hacía semanas sabíamos todos, pero que callábamos, ya que todos nos remitían a un decreto oficial del obispado que finalmente nunca llegó. Lo que llegó fue una sonrojante comunicación verbal en un programa, ‘Incienso y Azahar’, que dirige el buen amigo Miguel Perea, de idéntico apellido al del delegado diocesano.
Así se comunican ahora las decisiones de la Casa de la Iglesia, o eso parece… Curioso, cuando tienen una Delegación de Medios que funciona, y muy bien, con comunicación constante y fluida con los medios de comunicación, con envíos de notas de prensa acertados, con canal propio de Youtube y con un profesional de la comunicación al frente de la misma, Gabriel Álvarez. Pues todo eso, lo pasan ustedes a un segundo plano, que ahora las comunicaciones se hacen de otra manera en la diócesis de Jerez.
Luego, cuando nos adelantamos, cuando no somos oficialistas (nunca deberíamos serlo, también es verdad), cuando no respetamos ese silencio imperante en nuestra Iglesia, nos colocan al otro lado del río, como los chicos malos de la clase, alejados de una Iglesia a la servimos, incluso, como bien pidió el cardenal Amigo en una ocasión, desde nuestros puestos de trabajo. Concretamente, en una carta pastoral firmada en 2006, en la que afirmaba que “comunicar es enriquecer. Es decir, dar al otro de lo que uno sabe. La responsabilidad moral de los comunicadores es evidente. Les obliga a ser honestos con la verdad. La cual deben buscar, verificar y transmitir sin adulterarla con intereses ajenos a la información en sí misma. No se puede olvidar que la comunicación debe servir para formar el pensamiento y ayudar a que la conciencia se incline por lo verdadero, por lo justo y por lo bueno. (…) Igual que en otros muchos campos, también en el de los medios de comunicación hay pudientes y marginados, ricos y pobres. Y no sólo refiriéndonos a la posibilidad de tener al alcance de la mano medios para informarse, sino para poder comunicar las propias ideas y convicciones.”
Pues sí… en los medios de comunicación hay pudientes, ricos y marginados. Permítanme que me quede con su frase final… “Conviene recordar, las conocidas palabras de san Agustín, y que podemos aplicar muy bien a quienes hacen y a quienes usan los medios de comunicación: no olvidéis que vosotros sois únicamente la voz, y que solamente él, Cristo, es la Palabra”.
Que así sea, señor cardenal… Que así sea.