La Aldea del Rocío se convierte hoy en tierra de devociones, en lugar soñando por los cientos de peregrinos jerezanos que hoy llegan a la ermita y en los miles que desde ayer se están presentando ante la Blanca Paloma. Atrás quedan los duros días de camino, las noches ante el Simpecado y los meses de preparativos. Todo ya es pasado porque hoy sábado, aproximadamente sobre las cuatro de la tarde, Jerez, con su hermandad al frente, se ha presentado ante la Virgen del Rocío.
El obispo diocesano, José Mazuelos, ha presidido la misa de la hermandad de Jerez, que es la única que cuenta con este privilegio. El simpecado ha lucido ante la Virgen con flores moradas, que es el color de la hermandad. En su homilia, el obispo ha ensalzado la figura de María como “la maestra, la aventajada en este año de Fe”, mientras que “Cristo es el perdón, que se hace pequeño en los brazos de la Virgen para perdonarnos”. Asimismo, Mazuelos ha rogado por todos los que “se han quedado allí, y han confiado a los presentes sus oraciones”, sin olvidarse de la presencia de Juan Pablo II en el Rocío cuyo espíritu ha evocado. La misa ha culminado con una salve de la hermandad jerezana.
Tras la tormenta, siempre llega la calma. Tras la intensa jornada de ayer sábado en la Aldea, hoy todo está algo más en calma, esperando el momento en que los almonteños salten la reja cuando el simpecado de la hermandad matriz de Almonte llegue hasta la ermita. Es jornada de reflexión, de guardar fuerzas ante una de las noches más cortas del año, porque la Blanca Paloma absorbe los segundos y los minutos del reloj con una facilidad asombrosa.
Hoy es tiempo de disfrutar de la Aldea. De salir de las casas, de pasear tranquilos por la marisma… Esperar, sin desesperar… Disfrutar de una jornada tranquila, sin sobresaltos, pero con momentos intensos, como la convivencia en la peña Carboneras a media tarde, o la visita que rendirá la peña el Sopetón a la hermandad de Ayamonte, la que incluso la nombró en el pasado pregón de la romería en agradecimiento por cantar siempre, y sin descanso, a su simpecado desde el porche de su casa.
A la noche, uno de los momentos estelares de la romería, el rezo del santo rosario por parte de todas las hermandades que participan en la romería. Por desgracia, muchas son las peñas que realizan sus propios rosarios, restando protagonismo y devotos a una fiesta que debería ser compartida por todos, y no encerradas bajo llave en el salón de las casas… Y en todo caso, hacer ambas cosas, por qué no… Será con el rezo del rosario, elevado por la megafonía de la Aldea, como vayamos llegando hastala Virgen, que saldrá en la madrugada del lunes a las calles de la aldea…
¿Cuándo? Cuando Ella quiera… Los almonteños esperan agarrados a su reja horas antes de que llegue el simpecado de la matriz, y después… Pues cuando Ella quiera, como todo lo que pasa en el Rocío. Pero apunten, como referencia, las tres y poco de la mañana como una hora probable, muy probable, de que se produzca el ansiado salto, y la patrona de Almonte salga a bendecir al pueblo que devotamente la espera. Y lleguen las camaristas, y llegue Senderos, y llegue el paso por Huelva, y por Sanlúcar, y la tranquilidad de la primera parte de la procesión… Hoy, la Virgen del Rocío se convertirá, un año más, en la devoción más importante de toda Andalucía. Y la Aldea será el escenario perfecto para disfrutarlo…
La cita era a la una de la tarde. Esperada por todos, almonteños, jerezanos, lugareños… Jerez ha llegado hoy al Rocío, y lo ha hecho rompiendo el aire con sus sones inconfundibles, con el vuelo de los volantes de los trajes de gitana, con las voces de bronce de los gitanos más señoriales, con las bulerías más exquisitas… Ya está aquí Jerez, porque Jerez ha llegado hoy a la Aldea del Rocío, a cumplir un sueño que lleva repitiéndose, cada noche, en las almohadas de los romeros…
Tras cuatro días de camino, hoy los peregrinos al fin pueden entregar su esfuerzo, su sudor y su devoción a la Virgen del Rocío. Tras eternas jornadas repletas de cansancio, la caballería podrá, elegante, saludar a la patrona de Almonte, mientras que el simpecado se vuelve ante la Reina de las Marismas en una presentación esperada por todos, y no por ello menos deseada. Jerez ya está en el Rocío, y por tanto, el corazón de la Aldea se desplaza por unas horas hasta la calle Muñoz y Pavón y Bellavista, para ver cómo canta el Coro Al Alba, para ver la petalá del Sopetón, para emocionarse con las niñas del Pastorcito Divino, o con la solera de la peña La Carbonera. Jerez llega desde la Albarizuela hasta el Rocío, y se queda en la peña Manuel Valderas junto a la Madre de Dios, que hoy espera en su ermita a que los almonteños, en apenas 48 horas, salten su reja pasearla, por tercera vez en tres semanas, por las calles de la Aldea.
Y mientras llega ese momento, disfrute con Jerez. Siéntase orgulloso de ser de esta bendita tierra que, gracias al esfuerzo de nuestros antepasados, hoy muestra altanera su cariño, su fe, su devoción y su amor por la Virgen del Rocío, y lo hace saboreando cada paso de cada simpecado, cada carreta de bueyes, cada peregrino sediento, que pase por Bellavista o Muñoz y Pavón durante toda la jornada. Una jornada que terminará, a buen seguro, cuando los rayos del sol despunten en la mañana del domingo, clareando la marisma…
Muchos dicen que el viernes habría que cambiarlo, reorganizarlo… Avanzar más metros en la jornada del jueves, para no tener que recorrer medio Coto de Doñana en tan solo una jornada. Muchos hablan de la dureza de la Raya, de las arenas del Cancelín, de la noche triste de Carboneras frente a la algarabía de Marismillas… Hay quien dice que se hace por la eucaristía de la hermandad en el Cerro de los Ánsares, la catedral que Dios esculpió con arena y agua a fuego lento, sin prisas, horadada por el paso de los siglos, hasta crear sus bóvedas azules y sus aromas a mar y romero…
Hay quien dice que habría que cambiarlo todo. Y hay quien opina en cambio que en realidad, lo hermoso del viernes es estar tan cerca de la Virgen, que casi la puedes oler, que casi la puedes sentir, pero que todavía no la puedes tocar… Ver su mirador tan cercano, ver la Canaliega a tiro, dormir pensando en lo poco que queda para entregarse por entero a Ella, pero sin poder entregarse todavía. Una pequeña penitencia dentro de la alegría de la romería, dicen…
Jerez no sale en todo el viernes del Coto, porque se queda a apenas unos metros de sus lindes. Pero ya muchos hermanos de la hermandad, tras el rengue del almuerzo en la Laguna del Sopetón, han seguido su camino hasta la Aldea, para esperar la entrada de la hermandad en la jornada de sábado, cuando el reloj sobrepase la una de la tarde, y los caballos de Jerez irrumpan poderosos por la calle Bellavista. Se acaba la romería, pero comienza ahora un nuevo sueño, un nuevo objetivo que pasa por encontrarse cara a cara con Ella, pedir por los que ya no están a nuestro lado, rezar por los que hemos dejado en casa y abrazarnos con los que hayamos llegado hasta su ermita… Todo eso será este sábado, cuando Jerez abandone el Coto.
Este viernes, a las 10.20 horas, la hermandad de Jerez ha realizado la misa en El Cerro de los Ánsares. Los hermanos han homenajeado a Isaac Camacho, Hermano Mayor, por su dedicación, compromiso y colaboración.