La Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre abrió sus puertas de una forma especial para recibir el pase de modelos ‘Vestimenta y Arte Ecuestre’ de Antolín Diaz Salazar, un acontecimiento que conmemoraba la gran labor del sastre durante su trayectoria profesional. El pabellón, acomodado para recibir a cerca de mil ochocientas personas, no terminó de llenarse debido al precio de la entrada y a que la mayoría de las personas “no aprecian el arte de la costura”, según algunos de los asistentes. La única verdad es que quien faltó, “se lo perdió”, como hizo referencia el presentador.
El picadero cubierto de la Real Escuela se convirtió en el escenario perfecto para el pase de modelos de Antolín Diaz Salazar, el cual llevaba sin hacer uno desde 1986. Una larga pasarela adornada con setos a los lados, ocupaba toda la pista dejando en el centro un tablao que sería testigo más tarde de la actuación del bailaor Joaquín Grilo. En ella desfilaron cien trajes escogidos minuciosamente para esta ocasión y los cuales mostraban sofisticados bordados.
El pase de modelos estaba compuesto por cuatro partes. La primera era la dedicada a los trajes de gala y trajes del área de enganche de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Como no podía ser de otra forma, cuatro caballo de la Real Escuela aparecieron para mostrar lo que con tanta facilidad y elegancia son capaces de hacer. Éste fue el primer toque especial de la noche, la cual vendría seguida de muchas sorpresas más.
La segunda parte llamada ‘Surco y Albero’ recogía trajes cortos de campo, de torear, de rejonear, trajes cortos de amazona y alta escuela. En este pase hubo otro toque de originalidad haciendo referencia a los maletillas con la aparición de dos chicos yendo a torear a una vaquilla con la luna llena como testigo.
En la tercera parte ‘Cascabeles en Mayo’ aparecieron trajes cortos de feria y trajes de gitana diseñados por Pilar Vera. El ambiente de primavera y fiesta se adueñó de la pasarela y trajo el colorido que se recoge en el González Hontoria al llegar el mes de mayo. Las bulerías no podían faltar en un acontecimiento como éste y dieron compás a Joaquín Grilo que se adueñó del tablao mostrando fuerza, pureza y sentimiento.
La última y la más emotiva parte fue la de ‘Peregrinos del camino’, en la cual se demostró una gran devoción a la Virgen del Rocío. Abrieron paso los piteros seguidos de dos carretas que simulaban el camino. Anocheció y se dio paso al simulado Rosario acompañado de velas que ambientaban el escenario y que dejaban ver los trajes de gitana, incluso de novia, y cortos rocieros. La Salve rociera cerró un evento singular e irrepetible dejando atrás dos horas de desfile inigualable.
Al finalizar, como no podía ser de otra manera, los asistentes ovacionaron al maestro artesano Antolín Diaz Salazar y a la diseñadora Pilar Vera. Este pase de modelos marcará un punto clave en la moda y arte ecuestre jerezana.