Siempre fue así. Desde el principio de los tiempos la humildad fue la reina de las virtudes. Una conducta, un concepto difícil de encontrar en un mundo de egos y orgullos como el del fútbol. El 18 de febrero de 2013 se derrumbaba un mito del Xerez. Esteban Vigo era destituido tras acumular 14 jornadas sin ganar y dejaba al equipo azulino a siete puntos de la salvación. Ese mismo día se volvía a abrir la puerta de los sueños de Manolo Oliva. El utillero del Xerez Deportivo regresaba al cuerpo técnico del cuadro jerezano, en una jornada cargada de sentimientos enfrentados, ya que el protagonista de esta historia reconoce que la contradicción era importante: “No fue un día alegre. Yo soy un hombre de club y por mucho que el cambio de técnico me favoreciera de forma indirecta, el mal del Xerez nunca me puede beneficiar. En ese momento el club estaba ya camino del descenso. Evidentemente, eso no es bueno para mí”. Leer noticia completa