Muy duro ha sido el día hoy en el Centro Educativo Jerez, el nuevo colegio que tiene previsto arrancar su primer curso escolar en septiembre. Iberdrola Inmobiliaria, propietaria del edificio, ha rescindido de forma unilateral el contrato de alquiler con opción a compra que tenía con la empresa desde diciembre, según argumentan, por incumplimientos que la otra parte desmiente con rotundidad. Desde ayer Iberdrola tiene varios guardas de seguridad en las instalaciones que restringen el acceso y dan un trato “penoso” -según los directivos del colegio- al personal y los usuarios. Tanto la Policía Local como la Nacional se han personado en el edificio a petición de los responsables educativos en la tarde de este viernes.
Medio millón de euros invertidos en las instalaciones, 50 puestos de trabajo, aportaciones millonarias de socios pendiendo de un hilo y 200 preinscripciones escolares para iniciar el curso el año que viene, cifras que se podrían ir al traste si la decisión sigue adelante. Ha sido la multinacional la que ha anunciado hoy públicamente a través de un comunicado la rescisión del contrato “al no haberse cumplido en ese plazo determinadas condiciones pactadas entre ambas partes”. También lo ha hecho mediante burofax a la dirección del centro. Ante esta situación, la filial de Iberdrola ha reiniciado la comercialización del enorme edificio del Parque Empresarial.
Algunas de las cláusulas de ese contrato son la consecución de las licencias necesarias para obras y la homologación educativa por parte de la Junta de Andalucía que, si bien no está culminada aún, está en trámite según la dirección “e Iberdrola está informada de las gestiones”. “De repente para ellos el contrato no vale. Hemos pagado todo lo que nos han pedido, incluso hemos enviado un cheque mediante notario que han rechazado”, explica el gerente del centro, Javier Calvo, que mantiene la esperanza de una renegociación. Al parecer, “han empezado a cambiar bombines de las cerraduras y no nos dejan acceder a partir de la tercera planta”, añade. La única explicación que se rumorea en el centro es que “tengan otro inversor que dé más dinero y nosotros les estorbamos”.
“No entendemos nada”, asegura Calvo. “Un padre ha llegado a la puerta del colegio, ha dejado a su hija y se ha marchado, como siempre. El guardia de seguridad no la deja subir sola por ser menor y a nosotros nos pide el libro de familia para que pueda entrar”, cuenta Calvo, que no se explica que “se esté cometiendo un delito detrás de otro”.
“No nos vamos”
“Vamos a esperar a que nos echen, irnos es ridículo”, asegura, consciente de la repercusión negativa de esta situación para el proyecto y para las familias que han apostado por él, tanto de trabajadores como de futuros alumnos. “Si Iberdrola mantiene su decisión nos causaría un daño muy importante, aunque nos hemos puesto ya en marcha para realizar un plan de contingencia, y estamos reestructurando nuestro proyecto lo más rápido posible” para que pueda seguir adelante. “El Centro Educativo Jerez, aquí o en otro edificio, será una realidad”, mantiene. No obstante,es muy complicado que, si cambian de edificio, puedan mantener la fecha de arranque prevista el próximos septiembre ya que tendrían que iniciar de nuevo muchos trámites.
El ambiente en el centro, lógicamente, está lleno de nervios, incertidumbre y ordenadores metidos en cajas por si hubiera más problemas de acceso. “Tenemos ganas de llorar”, concluye Calvo.