“… la ilusión de unos chavales de nuestro pueblo, que llegaron de nuestras plazas, de nuestras calles, y que iniciaron una aventura que ni ellos, ni yo mismo, sabíamos cómo terminaría…” Así comenzó su homilía, preciosa, el sacerdote José Manuel Sánchez-Romero Martín-Arroyo, padre y mentor de una cofradía que se fundó cuando él era párroco de Guadalcacín, y que ayer presidió la eucaristía de campaña en la que se bendijo la nueva dolorosa de Navarro Arteaga.
Una auténtica preciosidad de Virgen que desde ayer preside el corazón de los habitantes de Guadalcacín, y que completa el esfuerzo denodado de unos jóvenes que ayer prepararon con esmero una misa que no olvidarán en mucho tiempo. Arropados por la presencia de la hermandad de la Macarena, de la que acudió su guión corporativo y mesa de hermandad, los hermanos de la Entrega de Guadalcacín demostraron que saben hacer las cosas con muchísima categoría, todos vestidos de chaqué y las hermanas de mantilla blanca. La plaza del pueblo se dispuso, gracias a la colaboración del área de Cultura del Ayuntamiento, con un gran presbiterio donde llegó la dolorosa pasadas las nueve y cuarto de la tarde.
El cortejo salió de la parroquia de San Enrique, y el pueblo estalló en un aplauso sincero cuando la dolorosa llegó a la alfombra roja que engalanaba la simulada nave parroquial. Sonaba de fondo, majestuosa como siempre, la Coral Catedralicia, presidida por el maestro Ángel Hortas, y que eligió un repertorio conocido, con piezas acordes a la bella liturgia de la bendición de la nueva imagen. Un privilegio que tiene Jerez, esta Coral, que además siempre acude cuando se la llama para engrandecer más si cabe los actos religiosos de la ciudad. En el cortejo presidían el hermano mayor, Sergio Morales, junto con el hermano mayor de la Esperanza Macarena, y las dos alcaldesas presentes, la de Jerez, María José García-Pelayo, y la de Guadalcacín, Nieves Mendoza.
Y Ella… Radiante, con un manto tono mostaza cedido por la hermandad de las Viñas, la Reina de todos los Ángeles se presentó en sociedad con un rostrillo en forma de rosa de pasión en el pecho, en la parihuela de la hermandad de la Clemencia. Lo portaban distintos hermanos de la cofradía, dirigidos por Alejandro Pacheco, todos vestidos de chaqué. Dos ausencias destacadas, eso sí, fueron las del prelado de la ciudad, José Mazuelos, con problemas de agenda de última hora, y la del escultor, Navarro Arteaga, ya que su mujer está a punto de dar a luz.
Durante toda la jornada de hoy, la nueva dolorosa estará expuesta en ceremonia de besamanos en la parroquia de San Enrique, y el próximo sábado, 9 de agosto, y con los sones musicales de la Banda del Nazareno de Rota, será la procesión extraordinaria, a partir de las nueve de la noche, por las calles de Guadalcacín, bajo palio gracias a la gentileza de la hermandad de la Amargura del Puerto de Santa María.