Un total de 22 personas requirieron asistencia médica durante la ‘Madrugá’ y dos de ellas fueron evacuadas al hospital a cuenta de un tumulto desencadenado en plena salida de la Hermandad de las Cinco Llagas, en la plaza Esteve, al declararse un incendio en una cafetería próxima a una muchedumbre que presenciaba el paso de la estación de penitencia.
Una menor y una mujer de avanzada edad tuvieron que ser evacuadas al Hospital con sendas fracturas en una noche accidentada. Mientras el entorno acogía la salida de la cofradía se declaró un pequeño incendio en el interior de una cafetería cercana, donde en concreto ardió una freidora de churros.
El incendio generó una columna de humo que despertó la alarma entre las personas que presenciaban el tránsito de la mencionada estación de penitencia, lo que generó un tumulto saldado con 22 personas que tuvieron que ser atendidas ‘in situ’ por los servicios sanitarios a cuenta de numerosas contusiones, bajadas de tensión y crisis de ansiedad. Testigos presenciales han declarado que una explosión fue la que provocó el tumulto entre el gentío. “El santo estaba en medio de la calle y todo lleno de gente”, recuerda uno de ellos. “Se pisoteaban unos a otros como una marabunta”, añade otro de las personas que vivieron el momento en la plaza Esteve. Y es que, como advierte otra señora, “cuando se ve fuego, todo el mundo se asusta”.
“Yo estuve allí y lo pasamos muy mal”, rememora Carmen, que admira con la entereza que actuaron bomberos, sanitarios y policías. “Y muy bien por la hermandad que estuvo ahí con su señor”, destaca también.
“Yo estaba justo en la puerta de la cafetería cuando escuchamos un sonido de un escape de algo y escuche a la camarera diciendo: ‘¡la bombona!’ Y mientras lo pensaba hubo una explosión dentro del mismo local y salió una llama de fuego. Salimos corriendo hacia el Gallo Azul. Hubo una avalancha de gente, algunos cayéndose al suelo desmayados”, resalta Tomás.
Un total de 22 personas han requerido asistencia médica esta madrugada y dos de ellas han sido evacuadas al hospital a cuenta de un tumulto desencadenado en plena salida de la Hermandad de las Cinco Llagas, en la plaza Esteve, al declararse un pequeño incendio en una cafetería próxima a una muchedumbre que presenciaba el paso de la estación de penitencia. Leer noticia completa
Han pasado casi cinco años y medio del grave suceso por el que le cambió la vida para siempre a una joven de solo 24 años de la barriada rural de Los Albarizones. Un lustro durante el que Rocío Vázquez ha sido sometida a diez intervenciones quirúrgicas y diversos tratamientos, por unas dolorosas secuelas que le recuerdan a diario la fatídica noche de Fin de Año de 2007, cuando la explosión de un petardo le perforó el ojo izquierdo y parte del oído. Desde entonces no solo ha empeorado su salud física y emocional sino también su situación laboral y económica, pues no ha podido volver a trabajar y actualmente carece de cualquier tipo de prestación o ingreso, a pesar de su discapacidad y de que tiene a un hijo a su cargo. Todo ello contrasta con el día a día de los dos únicos imputados por los hechos, Manuel C. G. y Francisco Javier C. P., que continúan disfrutando de una posición desahogada al frente de sus tres negocios y se pasean por la barriada “como si nada hubiera ocurrido”.
Ésta es al menos la sensación de Rocío y de su madre, Paqui Márquez, que han hablado con Reporteros Jerez para expresar su desesperación porque después del tiempo transcurrido ni siquiera haya fecha de juicio. “No es normal lo que están haciendo con nosotros -se lamenta Paqui-. Nada más que hago llamar al juzgado y ahora me dicen que tal vez sea para finales de año, después de todo lo que llevamos pasado. Como esto siga así voy a acampar a las puertas de los juzgados, y no me moveré de aquí hasta que no nos busquen una solución”. Como relata, su abogada achaca la tardanza al colapso registrado en los órganos de lo Penal jerezanos, pero ella no puede entender que casos más recientes acaben siendo juzgados antes que el de su hija. Para colmo, es consciente de que estas dilaciones en el procedimiento podrían beneficiar a los procesados, lo que acabaría con la poca confianza que le va quedando en la Justicia. “Yo ya no quiero ni salir a la calle porque no hacen más que preguntarme, y todo el mundo me dice que qué vergüenza. La desgracia de mi hija es que no tiene dinero para pagar a un abogado; lo siento pero es así”.
Rocío, por su parte, no oculta el calvario por el que está pasando pues el haber perdido un ojo y no tener trabajo ni medios económicos ha hecho mella en su ánimo. “La verdad es que estoy regular, no veo la hora en que esto acabe. Además, aún me tienen que hacer tres operaciones más porque a veces la prótesis se rompe y me duele… Me ha cambiado la vida por completo y ya no recibo ni la ayuda de 400 euros. Ellos hicieron lo que hicieron por divertirse y a mí me destrozaron la vida. Cuando me los cruzo ni me saludan, sino que miran para otro lado”. Como recuerda la joven, en el suceso participaron más de una decena de personas, por lo que tampoco entiende que hayan imputado únicamente a dos. “Es verdad que ellos llevaban los petardos, porque eran quienes los vendían, y son los mayores culpables. Pero allí participó mucha más gente y lo que es tirarlos no se sabe quién los tiró. Lo único que quiero es que entren en la cárcel y paguen por lo que han hecho. Ellos hacen su vida normal, entran y salen, tienen coches de alta gama… Y de nosotros no se acuerda nadie”.
Paqui, por su parte, insiste en la factura que el suceso le ha pasado a su hija, no solo a nivel físico sino también psicológico. “Nadie sabe lo que estamos pasando y la que llevamos de viajes a Madrid y a Sevilla, y no solo de médicos sino también de psicólogos. Yo he tenido que pedir dinero”. Por ello, para que su hija tenga “un incentivo y una razón para levantarse todos los días”, esta madre confía en que al menos Rocío pueda conseguir un trabajo de la mano de La ONCE que le haga sentirse útil y le proporcione los ingresos que tanto necesita. Algo que les haría feliz aunque no tanto como el hecho de poder pasar página a nivel judicial y ver cómo los presuntos autores de la tropelía, por la que se enfrentan a 2 y 3 años de prisión, dan con sus huesos en la cárcel y “se hace Justicia”.