‘Isaac’ ha sido el primer huracán que ha vivido la jerezana Isabel Mancilla en su propia piel. Esta periodista afincada desde hace tres años en Baton Rouge (junto a Nueva Orleans) -donde imparte clases de español en el Louisiana State University- vio interrumpida su rutina diaria la última semana del mes de agosto por la alerta que hizo recordar los dos últimos episodios sufridos en este estado norteamericano: el Gustav (2008) y, sobre todo, el trágico Katrina (2005).

“Lo más importante es tener agua embotellada, una buena linterna, conservas de comida que no necesiten frío ni calor para comer y el tanque de gasolina lleno, por si las autoridades deciden evacuar la ciudad”, asegura días después, con la lección bien aprendida. Ese lunes por la tarde, los supermercados recibieron la lógica avalancha de ciudadanos para hacerse con provisiones, igual que hizo la jerezana. La evolución del huracán lo convirtió finalmente en tormenta tropical e Isabel tuvo que permanecer en casa tres días. Fuera, la calle permanecía desierta: colegios, bancos y empresas habían cerrado como medida de precaución ante los fuertes vientos, lluvias torrenciales y amenaza de inundaciones.

“Lo primero que hice fue llamar a mis padres para calmarlos, porque sabía que la noticia iba a tener repercusión internacional”, explica. “En mi cabeza no paraba de compararlo con una levantera en toda regla, para intentar tranquilizarme y tranquilizar a mis padres”, recuerda. Cuando llega la hora de la verdad, no obstante, “siempre te queda el pellizquito de si la casa resistirá, porque aquí no están hechas de cemento y ladrillo sino sólo de madera”. El martes amaneció en calma, con el cielo encapotado y hasta por la tarde no se desataron los fuertes vientos. El miércoles llegó la lluvia, que no paró hasta el viernes. Las autoridades decidieron decretar incluso el toque de queda.

Por suerte, en casa de Isabel no se fue la luz ni el agua ni tampoco su barrio sufrió inundaciones u otros desperfectos graves, como sí ocurrió en otras zonas de la ciudad. ‘Isaac’ ha sido más suave que ‘Gustav’ y además, “la gente de aquí está acostumbrada y suele ser precavida”. Aún así, la ciudad de Baton Rouge -donde buscan refugio muchos ciudadanos de Nueva Orleans en estos casos- no terminó de recuperar la normalidad hasta una semana después de los primeros avisos oficiales del huracán. Una experiencia, sin duda, que Isabel Mancilla no olvidará en mucho tiempo y que cuenta a través de Reporteros Jerez.