No cuesta reconocer que la conjugación de luces, artificios audiovisuales y la potencia vocal de alguno de los intérpretes toca la fibra y hace que el vello amague con levantarse, pues Grease El Musical juega con las emociones y con ese recuerdo adolescente que quería ser protagonista en primera persona de la historia de Sandy y Danny. Y es que en la función que ha permanecido en el Villamarta de jueves a domingo, se impone sobremanera la música, la famosísima y pegadiza banda sonora de una historia ñoña que básicamente sirve de hilo conductor para el esperado momento en el que la banda comienza a tocar (espectaculares las más de dos horas de música en directo). Leer noticia completa