Noticia de 28 febrero 2018. Tags: Ayuntamiento, Caída del Cielo, festival de jerez, González Byass, Premio al público, Rocío Molina
Del equilibrio al desequilibrio y viceversa. Así es como se plantea el baile Rocío Molina, una artista inquieta y que siempre busca y rebusca hasta encontrar cosas nuevas. Del particular caos en que está envuelta su inquietud natural surgen espectáculos como ‘Caída del cielo’, que mañana miércoles día 28 de febrero pone en escena en el Teatro Villamarta en el XXII Festival de Jerez. Un baile que, en este caso, primero es físico y luego pasa por el tapiz del concepto. Leer noticia completa
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Noticia de 24 febrero 2013. Tags: festival de jerez, fotos, Rocío Molina, rosario tremendita
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FOTOS: FESTIVAL DE JEREZ / JAVIER FERGO
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Noticia de 24 febrero 2013. Tags: festival de jerez, flamenco, Rocío Molina, Rosario la Tremendita
Los ‘Afectos’ de Rocío Molina y La Tremendita from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.
Rocío Molina y Rosario la Tremendita no se guardaron nada, se tiraron de cabeza a nadar sin más sustento que su verdad. Durante una mágica hora y media la malagueña y la sevillana pusieron en liza todas las virtudes que las hacen estar actualmente en la primera línea del flamenco nacional e internacional. Y lo hicieron desde una sencillez e inocencia que rozaban lo infantil. Se buscaron como si estuviesen jugando y nos fueron introduciendo en una intimidad tan desgarradora por momentos como luminosa y divertida en otros.
‘Afectos’ contó con la remarcable huella de Carlos Marquerie, que ya obrase otro prodigio dramaturgico en ‘Cuando las piedras vuelen’. Y es que, como en aquella ocasión, la propuesta, pese a quien le pese, tuvo en sus medidas unas proporciones perfectas. Luces precisas y con ánimo de sumar, transiciones drámaticas justificadas y fluidas y una progresión narrativa de líneas cristalinas, limpias.
Rocío bailó sobre una silla guitarra en ristre, dio flamencura a una gabardina, se batió el cobre con la ortodoxia y con lo contemporáneo y, como siempre, salió victoriosa y dejó un reguero de arte que tardaremos un tiempo en asimilar tanto los aficionados como los propios profesionales del baile. Tras un apabulante juego rítimico con la complicidad de Rosario en las palmas, rescató el cajón del ya citado ‘Cuando las piedras vuelen’ para zapatear en todos los planos posibles. Rosario la encaró por bulerías y a centímetros escasos se cantaron y se danzaron, creando unana energía casi tangible.
Rosario se tocó por soleá y cantó mientras desgranaba notas de su sonanta y sin casi darnos cuenta, nos llevaron a la petenera más oscura, al luto y a la angustia. Otro ejercicio de desnudez en el que vencian el pudor de la amargura compartida. Y volvieron a juguetear por guajiras, rumbas y tangos. Mientras que el contrabajo creaba atmósferas imposibles y demostraba que a veces tres pueden sonar como diez.
Y apagaron lentamente por bolero, muy despacio, devolviéndose y devolviéndonos la respiración.
Describir lo acontecido en el Villamarta es querer narrar lo inenarrable. Sin desmerecer a una inconmensurable Rosario la Tremendita, hay que decir que a Rocío Molina hay que ir a disfrutarla. Lo que cualquiera pueda contar de ella no le hace justicia ni por asomo al prodigio ante el que nos encontramos en el baile flamenco actual.
Un servidor, que trata de encararla con espiritu crítico cada vez que va a verla a un teatro, no puede sino felicitarse por estar viviendo y asistiendo al esplendor de una bailaora única.
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