Noticia de 07 enero 2013. Tags: jerez, navidad, opinión, rutina
El primer lunes de este año va a ser martes. Este 7 de enero todos, en mayor o menor medida, volvemos a la normalidad: a los horarios regulados de sueño y comidas, al trabajo,… La rutina vuelve a instalarse ya en nuestras vidas hasta prácticamente el verano, con las esperadas interrupciones de la Semana Santa y la Feria.
Aunque comentemos con los familiares y amigos que ya se acabó lo bueno, lo cierto es que muchos de nosotros ya teníamos ganas de recuperar ciertos hábitos, que por eso dicen aquello de que el hombre es un animal de costumbres. De un día para otro, los adornos navideños, el Nacimiento, los polvorones y las cajas de regalos desaparecen del salón y, por desgracia, algún que otro abeto acaba paliducho junto a los bombos de basura de cualquier barrio (por cierto, se deben llevar a los viveros municipales para que los replanten y no abandonarlos así).
Nunca se cansa una de ver a los familiares y amigos que están lejos y que vuelven a casa como el turrón, pero sí que terminan haciendo estragos las comilonas y los trasnoches, por ejemplo. Puede parecer increíble, lo reconozco, pero mi estómago echa de menos el jamón de york y la lechuga. El ciclo anual comienza de nuevo y ahora es tiempo de apuntarse al gimnasio otra vez, de intentar dejar de fumar y de estudiar inglés un par de días, hasta que se nos olviden los buenos propósitos. Enero es como septiembre, un mes de metas y buenas intenciones. Otra cosa es dónde queden en unas semanas…
Noticia de Opinión, Virginia Montero
Noticia de 19 septiembre 2012. Tags: colegio, invierno, jerez, rutina, septiembre, verano
No voy a inventar nada si digo que el hombre es un animal de costumbres. A todos nos gustan las vacaciones, suspiramos por tener un par de días alejados de la ciudad, del colegio de los niños, de las tareas diarias… pero, en lo más íntimo de nuestro ser, añoramos el café con el compañero de trabajo, el sentarnos a planificar el día, organizar bien nuestras pocas horas de ocio que, precisamente por ser escasas, se aprovechan más.
Escuchaba el otro día en el autobús a un par de madres que, peligrosamente, se exponían a que un volantazo brusco las revoleara dentro del vehículo ya que, con una mano controlaban a sus churumbeles y con la otra cargaban con su propio bolso y las consabidas mochilas escolares. ¡Menos mal que ya ha empezado el colegio! ¡Con la de cosas que tengo que hacer! se decían la una a la otra comprendiéndose instintivamente con la mirada. Todavía estaban morenas del largo verano, de la piscina y de la playa, pero me dio en la nariz de que no era por estar tumbadas en la arena viendo pasar las nubes sobre sus cabezas.
En septiembre la ciudad se despereza del letargo estival, resurgen las actividades interrumpidas por el verano y los atascos de las horas puntas. Las tiendas vuelven a abrir por las tardes, las administraciones funcionan a pleno rendimiento y se puede coger hora para el médico, sí señor, por la tarde. Septiembre es el mes de los coleccionables de ganchillo y de los propósitos habituales: estudiar inglés, adelgazar e ir al gimnasio. Algunos lo harán durante unos días, quizás semanas, pero a la mayoría el sofá volverá a engullirlos con ese recuerdo ya lejano del verano ocioso. Pero, desengañénomos, necesitamos volver a la rutina del invierno, aunque a los dos días estemos añorando de nuevo las vacaciones.
Noticia de Opinión, Virginia Montero