La escucha de la Palabra de Dios es clave para acceder a la fe. Ésa es la reflexión fundamental de la tercera intervención que, a cargo del profesor Josefa González Zugasti, doctor en Sagrada Escritura por el Instituto Bíblico de Roma, tuvo lugar anoche dentro de la XXIII Semana de Teología de Asidonia-Jerez.
El ponente vertebró su conferencia en tres apartados por medio de los cuales, y tras una introducción inicial, ya evidenciaba sus intenciones: ‘El umbral de la fe y la Palabra de Dios’, ‘Por el umbral de la fe con el Espíritu Santo’ y ‘La puerta de la fe y la plaza de la ciudad’. El documento ‘Porta fidei’ con el que Benedicto XVI convoca el Año de la Fe que comenzará en octubre fue sustento, por tanto, desde el propio sentido de su título.
González Zugasti recordó a los santos Bernabé y Pablo cuando, de vuelta de sus viajes, reconocían que Dios abrió la puerta de la fe a los gentiles. “La fe es una puerta que siempre está abierta, y lo está porque el Señor se ocupa de ello”, apuntó recordando las aportaciones de documentos como algunos de los aportados al respecto por León XIII y Pío XII en los siglos XIX e inicio del XX así como otros más actuales como ‘Verbum Domini’.
En cualquier caso, el escriturista que tenía a su cargo esta ponencia del ciclo asentó una afirmación categórica que venía a resumir, de algún modo, cuanto acudía a decir en un Auditorio Juan Pablo II que por tercera noche consecutiva ofrecía un lleno espléndido: “La certeza de nuestra vida de fe descansa en la Sagrada Escritura”.
Hoy tiene lugar la última de las cuatro sesiones programadas en esta XXIII Semana de Teología que prepara la apertura en octubre próximo, por Benedicto XVI, del Año de la Fe. Está a cargo del profesor Javier Prades López, doctor en Teología Dogmática por la Universidad Gregoriana de Roma y rector de la madrileña de San Dámaso.
El ciclo ha venido contemplando, como es habitual, dos encuentros a diario. El primero, de 10.30 a 13.00 horas, está dirigido especialmente a sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos y seminaristas. Aunque también los laicos pueden acudir en ese horario, es la segunda sesión, de ocho de la tarde a nueve y media de la noche, el dirigido a ellos.