El Xerez continúa sin levantar cabeza. Ya son ocho partidos sin ganar y la segunda vuelta está, valga la redundancia, a la vuelta de la esquina. Lo preocupante es que en Chapín el equipo continúa dando una imagen pobre y no termina de enganchar al aficionado. Es triste comprobar cómo en lo que llevamos de temporada no se ha logrado superar en asistencia al estadio ni siquiera el número de abonados; es decir, que ni los que se han gastado los jurdeles en adquirir el carnet van al municipal. Ante el Huesca me sorprendí al comprobar que aquellos que asistimos al empate ante el conjunto dirigido por D’Alessandro no llegábamos ni a cuatro mil. Más de tres mil abonados se quedaron en casa y lo escucharon por la radio, y algunos, ni eso. Podemos poner mil excusas, como el clima, el horario o el día elegido, pero lo cierto es que a Chapín no acuden los aficionados porque el juego del equipo no seduce a nadie. Es tedioso.
Pero esta ausencia de público no hace si no jugar en contra de los intereses del equipo. El aspecto del estadio es desolador. El ambiente es gélido. Apenas llega el empuje de la afición a los jugadores, tan necesario cuando la situación pinta mal. Todo esto se incrementa con la inestimable ayuda de las pistas de atletismo, utilizadas dos veces al año. El equipo visitante prácticamente juega como local y el árbitro pita más tranquilo en Chapín que en un partido de solteros contra casados de su barrio. No hay presión ninguna y el factor campo no existe. Todo esto me hace llegar a una conclusión: Si acuden tan pocas personas al estadio, ¿por qué el Xerez no juega en La Juventud?
Si le preguntásemos a los aficionados muchos de ellos apoyarían el retorno al estadio de El Chicle. ¿Cuántos? No lo sé. Por eso desde aquí abogo por un referéndum azulino, ¡ya! El club debería hacer una consulta entre los abonados. ¿Prefieren acudir seis mil personas a un estadio desangelado donde caben veintiún mil o acudir a lo que sería una olla a presión por su menor capacidad y cercanía de las gradas al campo como La Juventud? Recuerdo la temporada 2001-2002 donde, tras pasar por El Palmar y La Juventud, dos estadios pequeños pero próximos al césped, el Xerez se jugó el ascenso a Primera División en la última jornada ante el Recre. Los azulinos acabaron cuartos, sólo por detrás de Atlético, Rácing y Recre. La segunda temporada, más de lo mismo. Se mantuvo la ilusión hasta que Gil Silgado se cargó a Schuster y aún así el equipo acabó sexto. En ambas campañas, según el nuevo modelo de competición, el Xerez habría entrado en la promoción. Quizás ahí tengan una solución a corto plazo.
No entiendo cómo el Jerez Industrial quiere, una y otra vez, jugar en Chapín si luego sólo acuden quinientos aficionados a ver el partido. ¿De verdad les compensa? Si de mi dependiera, les cambiaría el estadio sin dudarlo. Es más, el partido ante el Almería lo jugaría ya allí. Lo dicho, referéndum azulino ¡YA!