La Asociación de Fabricantes y Venta de Pan de la provincia de Cádiz se ha puesto manos a la obra para intentar frenar la proliferación de puntos de venta que no cumplen las normativas exigidas. Se venden barras y bollos en gasolineras, fruterías, videoclubs y otros locales -se dio el caso hace dos años de una pajarería- donde utilizan este producto de consumo diario como gancho. Por eso, presentaron el pasado mes de marzo hasta medio centenar de denuncias a Urbanismo (por el tema de las licenias) y a Sanidad para que se realicen las inspecciones pertinentes en locales de la ciudad.

“No nos oponemos a que venda cada uno lo que quiera, el mercado es libre, pero que se adapten a la ley como nos exigen a nosotros”, ha explicado el presidente del colectivo Daniel Torres. Hace cuatro años que los actuales 53 panaderos artesanos que hay en la ciudad “notamos la proliferación de este tipo de locales, que no buscan ganar dinero con el pan sino atraer al cliente”. Esta circunstancia perjudica seriamente a los que sí tienen la venta de pan como objetivo del negocio. Hay ciertas condiciones, como la colocación del horno, la manipulación del producto y otras cuestiones burocráticas (por ejemplo, que el autónomo esté dado de alta en este epígrafe) “que no se cumplen”.

Mientras que ellos pasan una inspección cada tres meses para demostrar que cumplen a rajatabla la normativa, con sus consiguientes costes, “no hacen nada contra estos locales”. Pasan por alto que esté creciendo el consumo de pan precocido, que es el que se vende mayoritariamente de esta forma, ya que “es una decisión del consumidor relativa a la calidad”.

La asociación asegura que “el sector ha caído en Jerez en torno a un 50% en producción y en personal”. Actualmente, hay 1.800 trabajadores en la provincia en alguna de las 400 empresas dedicadas a la fabricación de pan y pasteles. La mayor parte de ellas son empresas pequeñas, con hasta 10 trabajadores como máximo. Andalucía es la comunidad autónoma con más empresas dedicadas al pan en toda España.