Carlos Orúe no tuvo más que buenas palabras tanto para la afición del Xerez DFC que se acercó a El Bosque para apoyar a los suyos, como para los anfitriones. El técnico jerezano analiza la goleada lograda en terreno bosqueño, destacando que “al final hemos podido llegar a tanto porque físicamente hemos sido superiores”. Leer noticia completa

Si hace años la procesión del Rosario de los Montañeses parecía sin rumbo, sin futuro y sin esperanza, hoy su paso es firme, su caminar elegante y su devenir esperanzador. Y lo es porque, contra vientos y mareas, peleando contra corrientes de opinión adversas, han definido un estilo clásico, serio, elegante, austero, señorial, que ha impregnado de dulzura y coquetería una procesión que es hoy un referente en el universo de las hermandades de gloria. Llegó, con la festividad del Pilar, la Archicofradía del Rosario de los Montañeses, y conquistó uno por uno los corazones de quienes se acercaron a contemplar la bellleza de la imagen de Santo Domingo.

Contó con la inestimable ayuda de la Banda de Música del Maestro Dueñas, la formación musical portuense que actualmente disfruta de un momento de esplendor que le permite arriesgar con las marchas más complicadas, con las piezas sinfónicas más atrevidas, asegurando un éxito musical para quien se decida por esta magnífica banda, que ayer tocó piezas de renombre como Mektub, Servitas de San Marcos o Dolor y Soledad, por no hablar del incuestionable patrimonio musical de Germán Álvarez Beigbeder, de quien sonaron marchas como Virgen del Rosario, Cristo de la Expiración, Señora del Mayor Dolor o Desamparo, por citar alguna.

Y si acertado fue el acompañamiento musical, eficaz, como siempre, la labor callada de la gente de Eduardo Biedma. Otro de los grandes capataces de nuestra ciudad, que demuestra en cada paso que acepta que la seriedad, el compromiso y la sencillez son valores intrínsecos a su labor. Una procesión que, por acertar, lo hizo incluso en el exorno floral, con las piñas bicónicas, que le otorgaron ese aire romántico a una procesión que es ya un clásico del otoño jerezano.