En los últimos días los medios de comunicación nos han estado trasladando una noticia que al suscribe estas líneas le han llenado de tristeza y desazón, hasta desembocar en una sensación de indignación y rabia avergonzada. Y digo esto porque aunque en los tiempos que corren, y son ya demasiados años, el reguero de noticias y realidades nos sitúan en lo más cruel de esta maldita crisis, todavía, y espero que siempre, la noticia o la realidad no me hagan mirar para otro lado o simplemente no verme afectado en absoluto por la rabiosa actualidad de necesidad y pobreza.
España es el segundo país de la Unión Europea con el mayor índice de pobreza infantil sólo superado por Rumanía. Esta realidad ha sido contrastada por el informe de Caritas Europa. Y no sólo la organización vinculada a la iglesia denuncia y alerta de esta situación, sino que la misma es ratificada por UNICEF que nos alerta de que el 30% de la población infantil española, en torno a dos millones y medio de niños o menores de 18 años están en una situación de riesgo de pobreza.
Se hiela la sangre al conocer que en pleno siglo XXI, en la moderna España del final del túnel de la crisis que pregonan sus gobernantes (fundamentalmente los fundamentalistas de la derecha), organizaciones como Cáritas nos alerten de que la población española es una de las más afectadas por la crisis económica. Lo que se traduce en que alrededor de 13 millones de personas estén en una situación de pobreza.
Siempre nos quedará algún ministro como el Sr. Montoro para negarlo todo y acusarnos de provocadores. Es lo que tiene vivir en una realidad virtual ajena a la calle. Es lo que tienen las políticas de la derecha del PP que son capaces de salvar bancos y multinacionales antes que a las personas. Es lo que tiene que un balance de déficit con sus números salvados ofrece una foto más agradable que la de la realidad diaria de la cola del paro o de los comedores sociales abarrotados.
Estos datos, así como otros que nos hablan de pobreza energética, el frío que habrán pasado muchas familias este invierno, o el del número de familias que superan ampliamente el millón y medio sin ningún tipo de ingreso económico, etcétera, etcétera, demuestran que las medidas de austeridad de la derecha española, del PP, han errado gravemente a la hora de solucionar los problemas de la gente y paliar los efectos de esta maldita crisis que no olvidemos no han provocado los ciudadanos, el pueblo.
Y Jerez no es una excepción, sino un caso excepcional pero en records de miseria y pobreza. Aquí el túnel no es oscuro, es negrísimo. Si echamos mano de los datos, más de 36.000 parados, miseria cronificada, porcentaje de parados de larga duración que supera con creces todos los índices andaluces y españoles, en torno a 20 ó 25 mil personas que reciben asistencia en forma de alimentos o suministros básicos, agua, luz… Una ciudad con un Ayuntamiento bloqueado, sin iniciativa propia ni modelo de futuro… El panorama no puede ser más desalentador.
Y es que cuando los números son más importantes que las personas, o cuando éstas se convierten en números traducidos a índices o porcentajes de teórica rentabilidad, el gobernante se convierte en un mal gobernante, y su gobierno en un mal gobierno. El gobierno que se instala en su realidad virtual y deja la sensibilidad real fuera de sus confortables despachos corre el riesgo de que sus gentes pasen hambre y frío, y habrá incumplido su función fundamental para el que fue elegido, esto es, servir a los ciudadanos y sentar las bases de un presente y futuro mejores. Que es lo que los ciudadanos quieren y es en lo que tenemos todos que trabajar sin descanso.
Raúl Ramírez Dorantes. Portavoz de Foro Ciudadano de Jerez