La Amargura volvió a ser la Madre de Dios, en toda la extensión de la palabra. La dolorosa, espectacular, paseó su gracia y su empaque por toda la ciudad en su magnífico paso de palio, pero la corporación estuvo a la altura de su dolorosa. Precioso el caminar del paso de misterio, largo racheado, y magnífico el acompañamiento musical de ambos pasos, destacando el repertorio elegido por la hermandad para la banda de música de Julián Cerdán.
Cumplió también, y con alta nota, la dirección de cofradía, que consiguió reunir a los nazarenos incluso en los momentos más dispares de la cofradía, como puede ser la calle Corredera o Santísima Trinidad. Una corporación que ha conseguido, de nuevo encandilar en su estación de penitencia, mostrando un cortejo digno de admirar y dos pasos de salida que son referencia en la Semana Santa jerezana.