Tradicionalmente se nos ha representado a la Justicia como aquella dama de ojos vendados que en una mano sostenía impasible la balanza de platillos perfectamente alineados y en la otra sujetaba con rigor la espada de la fuerza legitimada por la razón.

Esta visión idealizada, quizás necesaria, que impregna la cultura occidental desde hace siglos, choca en ocasiones, mas de las que serían no deseables, sino admisibles, con la realidad de la sociedad en la que vivimos y que condiciona en su devenir normal el trabajo de tan delicada e impoluta diosa de ecuanimidad.

Estos días hemos asistido, en mi modesta opinión, a un caso dónde a esta bella dama no sólo se le cayó la venda de los ojos, sino que se le escapó la balanza de entre sus manos  y utilizó su espada de un modo despiadado y con una fuerza absolutamente desproporcionada.

La reciente sentencia judicial, no firme, de la Audiencia Provincial con sede en Jerez, en contra de Pedro Pacheco y dos compañeros más, pone en duda esas  cualidades de la Diosa de la Justicia y el Orden. Y digo esto por que, aún sin entrar a valorar desde un punto de vista técnico-jurídico la referida sentencia que tendría mucho por analizar, la misma transmite la sensación al ciudadano de a pie de que en el actual estado de cosas que impregnan a la sociedad jerezana, andaluza y española, alguien ha de proporcionar la carnaza que alivie el hambre de unos ciudadanos que asisten atónitos a cómo se derrumba la credibilidad de nuestra Democracia por mor de escándalos de corrupción de dimensiones mastodónticas, y que afectan a los principales actores políticos de nuestra actualidad, representados en las grandes multinacionales de la política, PP y PSOE y llegando incluso a la casa del Jefe del Estado.

La contratación de dos asesores en el ámbito de un pacto político de gobierno por el vicepresidente ejecutivo de una sociedad es la excusa  para hacer cargar con la expiación de las corruptelas de años en todo un país. La sentencia ejemplarizante. Eso sí en el camino elegimos como diana de los males para su eliminación, a la persona que con su trabajo y dedicación ha demostrado ser el  único y verdadero alcalde del que esta bendita ciudad de Jerez ha disfrutado en 30 años de democracia.

Hoy la bella dama de la Justicia para muchos está tuerta, con la balanza abollada  y desequilibrada y una espada que más bien parece una navaja bandolera. No obstante, seguimos creyendo en Ella y esperamos que en otros ámbitos ausentes del ruido y la contaminación más próximos sepa apreciar la realidad y la Justicia en toda su dimensión y de nuevo resplandezca elegante y verdadera.

Raúl Ramírez  | Portavoz de la coordinadora de Foro Ciudadano de Jerez