Juan Valderas tiene problemas de movilidad desde 2008 y su casa se ha convertido en una trampa. Situada en una cuesta salvada por escalones y una estrecha y empinada rampa sin baranda, este vecino de Vistalegre no puede salir a dar un paseo sin la ayuda de su esposa. Él, al igual que otros habitantes de la zona, ya se ha caído varias veces porque no tiene donde agarrarse. Esta calle que, precisamente, no tiene siquiera nombre oficial, es uno de los puntos negros de una barriada donde muchos de sus vecinos son mayores y padecen especialmente los problemas de accesibilidad.
“Me siento en el poyete un rato, en la puerta de casa, y para dentro. A veces salgo a dar un paseo porque debo moverme un poco pero necesito ayuda”, explica Juan, pendiente de saber la fecha en la que volverán a operarle de las rodillas. Los escalones, además, son de una altura considerable por lo que el esfuerzo y el peligro de una nueva caída es aún mayor. “La asociación de vecinos -la recién constituida Viaje al Fondo del Mar- ya está pidiendo que se instalen barandas”, indica con cierta esperanza.
Cerca de casa de Juan, otro vecino padece los problemas arquitectónicos de la barriada con un 41% de discapacidad física reconocida desde 2011. “Tengo problemas de equilibrio y a veces he tenido que subir escaleras del barrio a gatas”, explica Antonio Reyes, que está pendiente de solicitar una plaza de aparcamiento para minusválido cuando le asesoren para gestionarlo. Mira de reojo otras plazas concedidas a sus vecinos en la puerta del bloque y lamenta su situación tras un problema vascular que ha ido mermando su capacidad de movimiento en los últimos años. Ahora, cumplidos los 73, el barrio se convierte en un intrincado laberinto para él, que necesita utilizar su vehículo tres veces por semana necesariamente para atender a su esposa.
“Hay que adaptar el barrio a las necesidades de los vecinos. Además de que hay muchas escaleras, no tienen barandas y hay calles sin luz desde hace meses por el robo de cables”, apunta el presidente del colectivo vecinal, Óscar Cosano.
Visita municipal
Recientemente, el delegado municipal José Galvín visitó la barriada para conocer las principales demandas de la zona. Numerosos vecinos acudieron a la cita para solicitarle medidas al responsable como el derribo de casas abandonadas y en mal estado, la reposición de la carterlería de las calles y accesos dignos a las viviendas. “Los vecinos expresaron su malestar por el olvido de esta barriada que tiene más de 50 años”, asegura Cosano.