Poco ha dado de sí la primera sesión del juicio por el crimen del indigente polaco, que perdió la vida el pasado año tras recibir una paliza y ser abandonado en un contenedor de basura. La Sección Octava de la Audiencia Provincial ha acogido una vista en la que los cuatro procesados se han negado a responder a las preguntas del fiscal, limitándose a responder a las de las respectivas defensas con escuetos monosílabos. A grandes rasgos, sus intervenciones plagadas de contradicciones se pueden resumir en que ellos no discutieron con la víctima, Alexander G., ni le golpearon ni porsupuesto le arrojaron a ningún cubo donde se supone que encontró la muerte, mientras era trasladado por una máquina compactadora a la planta de reciclaje de Las Calandrias.
Como empezó recordando el fiscal, la fatídica noche del 21 de febrero de 2011 la víctima se encontraba con los tres acusados de su misma nacionalidad, Michal P., Darius J. y Marek K., consumiendo bebidas alcohólicas en compañía del cuarto procesado de origen alemán, Rau T. Un punto en el que todos los declarantes coinciden, si bien cada uno se refiere a franjas horarias distintas y existen lagunas en torno a si coincidieron los cinco en todo momento o hubo espacios en los que alguno desapareció de la casa de la calle Lealas en la que convivían en calidad de ‘okupas’. Así, Marek por ejemplo aseguraba que a las tres de la mañana se fue a comprar tabaco y desconoce lo que sucedió entonces, afirmando que Michal no bebió con ellos esa noche a pesar de que el propio aludido lo reconoció, apuntando no obstante que se retiró temprano a dormir.
Por lo demás, poco aportaron los interrogados que se valieron de un traductor para responder a las cuestiones planteadas por sus letrados. El fiscal, aunque no pudo mantener un diálogo con ninguno de ellos sí aprovechó para trasladar las contradicciones en las que a su juicio han incurrido, aportando distintas versiones de lo sucedido aquella noche en sus respectivas declaraciones anteriores a la vista. Además, aludió a cuestiones importantes como el hecho de que la Policía encontrara restos biólogicos de la víctima en la camiseta de Darius e incluso sangre en su cazadora. Algo que quedó en el aire, al negarse a declarar el acusado.
Las defensas, por su parte, antes de que empezara el interrogatorio quisieron dirigirse al jurado popular argumentando que no existen pruebas suficientes para inculpar a sus representados, por lo que los cuatro pedirán la libre absolución. La Fiscalía, sin embargo, solicita 20 años de cárcel para cada uno por un presunto delito de asesinato. La segunda sesión del juicio será crucial, con el testimonio de un testigo y el de los policías que llevaron el caso, y que podrán certificar si realmente existen pruebas de peso o no para condenar a los procesados.