Cuando un equipo cargado de lesiones, sin un portero específico y que se enfrenta a uno de los conjuntos más fuertes de la categoría, recibe un gol antes de que se cumpla el primer minuto, solo se puede pensar que los pequeños acabarían bajando los brazos antes del descanso. Pero cuando ese equipo en problemas es el DD La Granja la cosa es diferente, como ha quedado demostrado este fin de semana.