La ilusión hace ya semanas que se esfumó y son muy pocos los que piensan que este Xerez puede engancharse a una lucha por la permanencia que le queda demasiado lejos (nada más y nada menos que a doce puntos). Por eso, lo de lograr una victoria comienza a ser una cuestión de orgullo, de honor, de amor propio… una cuestión de paciencia que ya comienza a agotarse en Chapín. El xerecismo está soportando lo inaguantable y para colmo hoy tendrá que apoyar a un equipo que luchará con el inconveniente de contar con ocho bajas.